jueves, 19 de noviembre de 2015

FE EN LA CIENCIA

PROTAGONISTAS SILENCIOSOS
(o “Historia de cómo un guía turístico ayuda a la ciencia”). 

Realizar actividades riesgosas y poco habituales puede resultar embriagador. 


Escalar montañas… caminar sobre glaciares…ingresar en zonas agrestes, sin senderos, o peligrosos…despierta sensaciones únicas. 

Es difícil asociar estas situaciones extremas con la actividad científica. 




Los guías de turismo de alta montaña, son los indicados para hacer de nexo entre ambas, acompañando a los científicos en sus campañas. 


Juan Pablo Scarpa se desempeña como personal de apoyo (CPA) en el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Cs. Ambientales de Mendoza. Allí cumple la función de guía de alta montaña. 

Nacido en Palomar, Pcia. de Buenos Aires, estudió la Tecnicatura en Turismo. 
Trabajó como guía  y con grupos escolares, hasta que decidió escapar de la ciudad. “El ritmo y la locura –dice Juan Pablo- era insoportable”.

Entonces, se radicó en Mendoza, en el año 2000, para estudiar en la Escuela de Guías de Alta Montaña. 
La exigente carrera le llevó dos años de cursos presenciales, teóricos y prácticos. 
Realizó ocho salidas temáticas al año con distintas orientaciones, de búsqueda y rescate, escalada en roca, en hielo, cada una de ellas de varios días de duración.
“De a poco, me fui metiendo en el montañismo, una carrera demandante física y psicológicamente”, dice el guía. 


En segundo año de la carrera, comenzó a trabajar como guardaparques en el Parque Provincial Aconcagua, (donde está el pico más alto después de la cadena montañosa del Himalaya), de 6960 metros. 

“Guiar en el Aconcagua es `el` trabajo de excelencia como guía: son cuatro meses, de noviembre a marzo, con un pico de trabajo en enero”, dice Juan Pablo, que al obtener el título, comenzó a conducir grupos por la montaña. En temporada estival, la subía hasta cuatro veces. 

Su pasión por la montaña lo lleva a asegurar: “La montaña te saca todas las máscaras y dejar ver la esencia de las personas”, y “Es muy fuerte, hay mucha energía. Te obliga a mirarte a vos mismo”. Es el lugar donde más le gusta estar. 

Sin pensarlo, se enteró que en un instituto científico de Mendoza buscaban un Guía de alta Montaña. Así se inscribió como Personal de Apoyo en el CONICET

Desde su ingreso  en  2012, Juan Pablo realiza importantes salidas de campo con distintos grupos de científicos que salen a buscar muestras, entre los que se cuentan paleontólogos, glaciólogos y hasta dendocronólogos, (que son quienes estudian el paleo-clima a través del relato de los anillos de los árboles), y se encarga del asesoramiento técnico-logístico y de la seguridad en el terreno.  


Realiza, además, mapeo satelital, saca fotografías para los relevamientos en diversas zonas. Organiza expediciones con largos trekkings junto a los investigadores  –sobre todo entre noviembre y abril, las épocas “fuertes” para las salidas-, en las que se utilizan camionetas, se exploran lugares vírgenes en mula o acompañados por lugareños. 

Como CPA, dicta capacitaciones sobre primeros auxilios en zonas agrestes, de manejo de vehículos 4×4 y seguridad en la montaña para los miembros del Centro Científico Tecnológico (CCT) Mendoza. 

Reconoce que siempre le había interesado la ciencia y la investigación, pero nunca creyó que podía relacionarlo con su trabajo. “Al ingresar al CONICET me gustó cambiar el ángulo desde el que venía trabajando, significó un gran desafío y una visión profesional muy distinta de la tenía hasta entonces”, afirma. 

Para realizar esta tarea se necesita curiosidad, capacidad de concentración, fortaleza física y sobre todo, mental.  “En este trabajo tenés que tener resistencia para las dificultades, saber resolver problemas sólo y poder conducir a un grupo”

Salir de campaña con científicos requiere flexibilidad, ya que es muy variable y puede significar que el rumbo cambie rotundamente de un momento a otro. “Son muchas personas, cada uno con sus intereses y forma particular de ver la montaña”, asegura. 

Explica Juan Pablo, “en campaña me ocupo básicamente de tener una visión global del grupo, viendo  cuestiones de seguridad, o vías de tránsito de glaciares, advertirles peligros de avalancha o grietas”. 


Una de las cosas más graves que le ocurrieron estando en campaña fue “que alguno meta la pata en la grieta de un glaciar, o llegar de noche a un campamento, con el tiempo demasiado justo”, comenta. 

Es que al Aconcagua, asegura Juan Pablo, suben al año miles de turistas que no tienen idea de dónde se meten: van con poca preparación y se enfrentan a problemas relacionados con la altura que terminan, muchas veces, en edemas pulmonares, con rescates en medio de la noche o bajadas en helicóptero”. 

Eso es lo que él intenta prevenir, también en las campañas científicas. 
Desde que se desempeña como CPA, Juan Pablo se interesó mucho por la glaciología. 
“En realidad –advierte- me gusta aprender cosas nuevas todo el tiempo”

Explorar y conocer lugares, en este tiempo, se convirtió en su nueva pasión. “Hacer cumbre nunca es el objetivo principal: es la excusa para viajar y explorar nuevos lugares, por eso me interesó este trabajo en el CONICET –asegura-: porque representa otra forma de conocer y vivir la montaña”. 

Para ver el video del CPA Juan Pablo Scarpa, click  aqui 
CONICET- 11 noviembre 2015

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