jueves, 24 de noviembre de 2016

SALTOS DEL MOCONÁ

SECRETOS REVELADOS 

El Río Uruguay esconde sus secretos. 

Ante tal belleza natural, descubrirlos se hace casi profano. 



Geólogos de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y del Conicet, detectaron la existencia de un canal excavado en el cauce del río Uruguay, en la frontera Argentina – Brasil. Se cree que es un cañón natural labrado en algún período anterior al actual y que se mantiene limpio. Permite el acceso de barcos de ultramar hasta la latitud de Fray Bentos-Gualeguaychú. 


Los investigadores detectaron una fisura desconocida en el lecho fluvial. También lo hicieron los técnicos que estudian la geología e impacto ambiental de la represa Garabí-Panambí. 


Daniela Kröhling y Martín Iriondo, investigadores del Conicet y de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) de la UNL, por medio de estudios geomorfológicos y batimétricos realizaron un mapa 3D, que da algunos indicios de su estructura. El proyecto es financiado por la UNL, y se realiza desde hace algunos años. El canal menor forma los Saltos del Moconá.  


“A medida que avanzábamos en la investigación, observamos que el cauce del Uruguay no tiene una morfología típica, sino que presenta un cañón o canal estrecho excavado en su lecho rocoso, que es casi continuo y está permanentemente sumergido aún en aguas bajas. Se trata de una característica bastante rara, con muy escasos registros en la bibliografía internacional. Esto motivó el interés de especialistas internacionales a presentar los primeros resultados en congresos en el extranjero”, indicó Kröhling

El cauce en la meseta basáltica misionera es de gran interés para la geomorfología, (que se encarga del estudio del paisaje),la dinámica fluvial, las modificaciones de los cauces a lo largo del tiempo y los comportamientos futuros ante cambios climáticos, con posibles variaciones en el nivel del mar. 


"Esto es poco conocido a nivel internacional, ni en relación a otros ríos del mundo. Desde hace años que hacemos este estudio, particularmente en Misiones, analizando la evolución del paisaje de toda la Meseta Basáltica Paranaense que se extiende desde el sur de Brasil y hasta el noroeste de Uruguay", explicó la directora del proyecto.

La cuenca del rio Uruguay  abarca 360 mil kilómetros cuadrados, nace en el sudeste de Brasil, bordea las provincias de Misiones, Corrientes, Entre Ríos y desemboca en el Río de la Plata. 

"La mayor parte de las pendientes que limitan los saltos en el área de Moconá, corresponden a la parte superior de los taludes, que tienen varias decenas de metros de profundidad", indicó la especialista.

Los trabajos del equipo se iniciaron en Misiones, en la frontera Argentina-Brasil. En primer lugar se estudió la zona de San Javier y la de los Saltos del Moconá. 

Ya teníamos referencias del cañón a partir de un análisis que hicimos sobre trabajos previos en el río Uruguay vinculadas a obras viales o presas. Entonces, integrando todas las zonas donde se ve dicha geoforma, deducimos una continuidad del cañón cercana a mil kilómetros de longitud”, apuntó la geóloga. 


“Los ríos tienden a nivelar o rellenar las depresiones con sus propios depósitos, sobre todo en el tramo inferior, donde llega al Uruguay una carga de arenas importante que aporta el rio Ibicuy, una cuenca afluente del sur de Brasil. Sin embargo, la presencia del cañón se mantiene aún en el tramo inferior”, aclaró Kröhling. 


La investigadora precisó que entre las desembocaduras de los arroyos Pepirí Guazú y Yabotí (Misiones), el río Uruguay atraviesa un bloque elevado por tectónica, lo que produce la emersión del lecho ordinario durante aguas bajas. En esas condiciones, el agua cae desde el lecho al fondo del cañón a lo largo de casi tres kilómetros. 

Imagen obtenida del Sonar Batimétrico
Este fenómeno constituye los Saltos del Moconá o Yucumá (en Brasil), conocido por ser uno de los únicos sistemas escénicos de cascadas longitudinales en el mundo. Alcanzan 10-12 metros de altura en los períodos normales y la mayor parte de la descarga fluvial ocupa el canal interno. Además, sufren grandes variaciones en altura, incluso desaparecen durante las crecidas ordinarias del río. Observaciones realizadas en la última década atribuyen una altura máxima de los saltos de veinte metros en 1999”, narró. 

“Existen saltos hidráulicos y zonas de surgencia de agua en relación a la aparición de estructuras turbulentas que alteran la superficie del flujo. Éstos generan abrasión, excavación y desplome de los bloques de roca del lecho. Además, las variaciones en el ancho del cauce, la profundidad y la pendiente de éste producen diferencias en el flujo de energía y originan surcos longitudinales, marmitas, canales interiores, rápidos, saltos de agua y piletones”, continuó Kröhling. 

Imagen batimétrica del cañón
La traza del cañón está representada por fracturas de la roca. El relevamiento batimétrico de detalle del cañón, desde una embarcación semi-rígida en una region longitudinal continua de 60 km entre el Moconá y la localidad de El Soberbio (Misiones), constituye la primera fuente de datos existente del lugar. 

“Mediante el uso del sistema de los Sonares Batimétricos por Medición de Fase se obtuvieron mapas digitales. Los resultados revelaron la naturaleza 3D del cañón inmediatamente aguas abajo del Moconá, aunque en el área de los saltos la altísima turbulencia impidió el registro de datos confiables. En general, el cañón en el segmento relevado ocupa 1/3 a 1/10 del ancho del cauce y está excavado entre 6 a 22 m en el cauce (que tiene dos a tres metros de profundidad), limitado por taludes definidos, rectos a ondulados”, comentó la investigadora. 

"En segmentos de 1,5 a 4 km de largo, las profundidades del cañón oscilan entre 24 y 32 m, con 50 a 100 m de ancho, limitado por paredes casi verticales. También se detectaron hoyas sumergidas asociadas a él (de 100 a 350 m de longitud y profundidades entre 32 y 47 m), algunas de ellas indican la posición de cataratas subfluviales. El cañón es una parte activa de la dinámica fluvial actual”, prosiguió Kröhling. 

El Sonar Batimétrico utilizado constituye un equipamiento de última generación perteneciente al Instituto Argentino de Oceanografía (IADO - Conicet-UNS), ubicado en Bahía Blanca. 

Los investigadores Eduardo Gómez, especialista en geomorfología y sedimentología submarina, y el técnico Ariel Raniolo destacaron que un cañón tan profundo sólo puede explicarse por la alta turbulencia de la corriente, que hace que la erosión se mantenga. “Muchos especialistas dicen que este fenómeno no es posible. Sin embargo, está allí”, declaró Iriondo. 

“Hicimos un mapeo del fondo, que nos marca la existencia de un cauce menor erosionando el cauce general del río Uruguay. Incluso, en su tramo inferior alcanza cotas por debajo del nivel del mar, lo que indica que se trata de un cañón natural que se mantiene limpio y que permite el acceso de barcos de ultramar hasta la latitud de Fray Bentos-Gualeguaychú. A la vez, estudios batimétricos utilizados para construir la represa de Salto Grande mostraron un canal menor de alta profundidad en el lecho, que incluso se llega a deducir en imágenes de Google Earth”, enfatizó Iriondo. 

La información recolectada, junto con la obtenida en el estudio del paisaje de la meseta misionera y la evolución de la red fluvial, será publicada en revistas internacionales y transmitida a las administraciones de Parques Nacionales y Provinciales de la región. 



UNL-FICH- Octubre 2016  

jueves, 17 de noviembre de 2016

CELULAS PARA INVESTIGAR ENFERMEDADES

ENSAYOS CON  LINEAS CELULARES 

La investigación de enfermedades se ha valido desde sus inicios de la experimentación en animales, para luego interpolarlos en los humanos. Estas prácticas, muchas veces cruentas para los animales de experimentación, han sido ampliamente criticadas por diversas organizaciones. 


La biotecnología nos provee de recursos que suplen esta metodología, con la manipulación de las líneas celulares. Esta opción resulta una excelente posibilidad para que salgan al mercado nuevos medicamentos en forma más rápida y segura. 

Clarisa Salado es bioquímica egresada de la Universidad Nacional de Tucumán y doctorada en España. Montó una empresa biotecnológica en ese país, donde se modifican genéticamente células. Su producción se orienta a enfermedades como el Parkinson y el Alzheimer. La firma, denominada InnoProt, está radicada en Bilbao; y es un desprendimiento de la Universidad del País Vasco. 

La doctora Salado explica: “Mediante el uso de células, mimetizamos enfermedades para que la industria farmacéutica las utilice y pueda descubrir nuevas terapias”

Los familiares de personas que sufren Parkinson, Alzheimer o cáncer sueñan cada día, con la renovada esperanza de que salga finalmente un nuevo fármaco que mejore la calidad de vida de sus seres queridos, calme sus dolores y, si es posible, los cure. 


La industria farmacéutica no avanza tan rápido como se espera. Es de vital importancia que los laboratorios farmacológicos cuenten con la mayor cantidad y calidad posible de suministros, que acorten y hagan eficientes los plazos que van desde el inicio de una investigación hasta la salida de un nuevo producto. 

El uso de líneas celulares se torna fundamental en muchas investigaciones científicas. Tienen el objetivo de mejorar la salud y conocer en profundidad el funcionamiento de los sistemas del cuerpo humano. 

Las líneas (o cultivos) celulares provienen de un cultivo primario y tienen las mismas características que el tejido de origen. Han demostrado posibilidades de ser subcultivadas in vitro por lo menos 70 veces indefinidamente. 

La llegada de un nuevo medicamento a las farmacias, puede implicar más de una década de pruebas. Tener a disposición un banco de células resulta de vital importancia para acortar ese plazo. 

InnoProt provee, además de estas células modificadas genéticamente, de otras extraídas directamente de órganos de animales y de biopsias humanas, y aporta células madre adultas. 


Son herramientas importantes para los laboratorios y las farmacéuticas, posibilitando que se aceleren las etapas de investigación, que llevan a que se lance al mercado un nuevo medicamento. 

En su paso por Tucumán, a fines de agosto pasado, la doctora Salado expresó: “InnoProt significa Innovación en Proteínas. Aunque se llame así, en realidad es una empresa que se dedica a desarrollar líneas celulares para la investigación farmacéutica. Mediante el uso de células, mimetizamos enfermedades para que la industria farmacéutica utilice estas células y pueda descubrir nuevas terapias”. 


Línea celular- Células HeLa,
obtenidas a partir de células de cáncer de útero
de Henriquetta Lacks, fallecida en 1951.
Aún se mantienen vivas
Células HeLa, teñidas
con anticuerpos de actina( verde),
vimentin (rojo) y DNA (azul)
“Tenemos dos tipos de células: las que denominamos “cultivos inmortalizados”, que son células que se modifican genéticamente para tratar de reproducir in vitro, a nivel celular, lo que pasaría, por ejemplo, en un enfermo con Alzheimer o con Parkinson”, agregó la bioquímica tucumana. 

“Además tenemos otro tipo de células, que llamamos “cultivos primarios”, que utilizamos sobre todo para temas de toxicologia, y que son cultivos que se extraen directamente de los órganos, ya sea de animales –como ratas, ratones o monos– o, en algunos casos, de biopsias de pacientes, con el debido consentimiento, por supuesto”, completó la científica. 

“Nos hemos especializado mucho en enfermedades neurodegenerativas –como el Alzhéimer y el Parkinson– y en cáncer. Pero también tenemos algunos modelos un poco más aislados, para cardiopatías, para enfermedades del Sistema Nervioso Central (SNC), que no son neurodegenerativas, como por ejemplo, infarto cerebral”, agregó Salado. 

“También tenemos una línea de células madre adultas, porque se tiene una gran expectativa de futuro en distintas áreas, para utilizar como terapia celular. Pensamos que pueden tener una gran aplicación en diversas enfermedades”, explica la investigadora. 

El proceso de desarrollo de un fármaco lleva como mínimo diez años. Con estas células modificadas se ahorra tiempo y dinero en las primeras fases, y ese período se acorta. Las patentes duran alrededor de veinte años, a la industria farmacéutica le interesallegar cuanto antes con el producto al mercado para poder disfrutar de la patente por mayor tiempo. 

La doctora Salado se inició trabajando en Microbiología de los Alimentos, que tiene poca relación con su ocupación en la actualidad. Sí se relaciona con la vocación por hacer investigación aplicable a la industria. 

“Mi mentor ha sido el doctor Guillermo Oliver (fallecido en 2013, fue el creador de la leche Bio, leche con agregado de cultivos probióticos desarrollada por el CERELA) y todo el mundo conoce su relación con la industria. Yo también quería hacer algo así. No lo hice en el ámbito de los alimentos, sino en el de la salud y en otro tipo de industria”, comenta Salado. 


“Desarrollamos células que, por ejemplo, se parecen a la neurona de una persona con Alzhéimer; entonces a esa neurona se le echa el futuro fármaco y de ese modo se puede observar cómo se comporta, si responde bien, si la enfermedad retrocede, etcétera. Siempre se tiene que empezar por algo pequeño, pero complejo y con mucha información, como la célula, que tiene que ver con lo que pasa en un organismo entero”, explica la investigadora


En nuestro país, “se hace buena investigación y muchos grupos están haciendo cosas interesantes. Tener acceso a cultivos celulares les sería muy útil para mejorar la investigación que hacen, para probar los resultados que tienen y luego eso podría transferirse mejor a la industria. Sería muy interesante que aquí pudiera haber una unidad o una plataforma de cultivos celulares, capaz de brindar esos servicios a los grupos de investigación de la Provincia”, finaliza la doctora Salado. 

En centros de investigación como la FIL (Fundación Instituto Leloir) y el Laboratorio de Oncología Molecular de la UNQ (Universidad Nacional de Quilmes), se utilizan líneas celulares desde hace más de una década, con fines de estudio.

Universidad Nacional de Tucumán- Octubre de 2016

jueves, 10 de noviembre de 2016

ESTRATEGIAS ANTE EL CAMBIO CLIMATICO

TIEMPO LOCO!!
Y AHORA QUE HACEMOS???? 

El cambio en nuestro clima es innegable. 

Fuertes tormentas…, cambios bruscos de temperatura…, vientos huracanados…,  ya no son presagios ni vaticinios de pronósticos a largo plazo. Están instalados en nuestro territorio y en cada uno de nuestros días. 

En la Universidad de Buenos Aires (UBA), investigadores de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU), estudian las características de los espacios costeros. Buscan establecer diagnósticos y estrategias para afrontar los eventos inminentes. 

El diagnóstico se basa en la forma de ocupación del espacio, las actividades económicas, los usos urbanos y su impacto ambiental. También evalúan las políticas públicas, la gestión, y los recursos financieros y técnicos disponibles. 


El Centro de Investigaciones en Gestión de Espacios Costeros (GEC), que pertenece a la FADU, estudia el crecimiento de las ciudades costeras y sus relaciones con la ecología de la región. De esta manera se proporciona una base científica para planificar y realizar una gestión ambiental sustentable, en los distintos escenarios de cambio climático. 

José R. Dadon, es doctor en Ciencias Biológicas, investigador del Conicet y profesor de la UBA. Encabeza el grupo de investigadores del GEC, que ya brindó asesoramiento a la secretaría de Turismo y a la secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, y a las secretarías de Turismo y de Política Ambiental de la provincia de Buenos Aires, entre otros organismos. 

"Las áreas técnicas y de gestión de los niveles municipal, provincial y nacional relacionadas con Planeamiento Urbano, Ordenamiento Territorial, Ambiente y Desarrollo Sustentable, son las destinatarias del proyecto", informa el doctor Dadon. 
Los beneficios son importantes para la población. 

"Los estudios incluyen el uso de sistemas geográficos de información (SIG), el análisis de información remota (imágenes satelitales, fotografías aéreas), la utilización de métodos estadísticos uni y multivariados, el relevamiento de datos sobre la edificación y su estado de conservación, las estrategias arquitectónicas, la trama urbana, el paisaje, el verde urbano, la estructura administrativa y la normativa específica relacionada con la zona costera", explica el biólogo.

"Los resultados de las investigaciones,  son transferidos de manera directa mediante convenios específicos, especialmente pensados para una situación concreta, a través de informes técnicos, mesas de trabajo, talleres y cursos de capacitación; y de manera indirecta, a través publicaciones en revistas nacionales e internacionales", comenta el investigador.


"Se produce así, el diagnóstico integrado de los modos de ocupación del espacio, de las actividades económicas, de los usos urbanos y del impacto ambiental", aclara Dadon

"Las políticas públicas, la normativa aplicable, las instituciones implicadas, los instrumentos de gestión, y los recursos financieros y técnicos disponibles se analizan desde un marco conceptual y metodológico basado en la Gestión Integrada de la Zona Costera, la Gestión de Riesgos y el Ordenamiento Ambiental del territorio", completa el científico.

La planificación del desarrollo local se enriquece con los resultados de este estudio. 

Con ellos, incorporados a una plataforma GIS, (que es un Sistema de Integración Geográfica, por sus siglas en inglés, que permite organizar, almacenar y manipular datos recopilados, para realizar modelos, mapas, compartir  y analizar información geográficamente referenciada en investigación científica), se discuten en mesas de trabajo constituidas por funcionarios de diferentes dependencias y niveles administrativos. 

"De esta forma se formulan estrategias de atenuación de impactos negativos, gestión integrada de la zona costera y adaptación a los cambios producidos", aclara Dadon. 


Esta línea de trabajo iniciada en 2015 recibe financiación de la Universidad de Buenos Aires a través el Proyecto UBACyT llamado “Sustentabilidad Ambiental, Gestión Costera y Estrategias de Adaptación al Cambio Climático en Urbanizaciones Costeras” y del Proyecto de Desarrollo Estratégico “Estrategias Locales de Adaptación al Cambio Climático en la Región Metropolitana de Buenos Aires”, en el marco de la Estrategia Nacional en Cambio Climático. 

Según estudios de Cambio Climático y el Aumento del Nivel del Mar, en el informe Sistemas Costeros, Impactos y estrategias de adaptación”, realizado por Graciela Magrin, del INTA-Argentina y Lideresa para Latinoamérica (IPCC), 
"los principales impactos son:
• Inundaciones,
• Desplazamiento de poblaciones,
• Salinización de las áreas bajas afectando las fuentes de agua potable,
• Cambio del régimen de tormentas costeras,
• Aumento de erosión y cambio de la morfología costera,
• Interrupción del acceso a sectores de pesca,
• Pérdida de biodiversidad (incluyendo manglares, bosques
acuáticos con variada biodiversidad),
• Salinización y sobreexplotación de los recursos hídricos (también de las napas) y
• Contaminación y acidificación del agua de mar (ambientes marinos y costeros)". 
Manglar con su rica biodiversidad

"En consecuencia se produce un gran impacto por concentración de actividades económicas, población e infraestructura en áreas costeras", informa Magrin.

Asimismo, diferentes agrupaciones ambientalistas consideran que desde el advenimiento de la revolución industrial, nos encontramos frente a la mayor amenaza medioambiental a la que se enfrenta el planeta. 

La distorsión en el sistema climático global, sería causado por la quema de combustibles fósiles, que generan los gases de efecto invernadero (CO2, H2O, etc.) liberados a la atmósfera y aumentando la temperatura de la Tierra. 


El GEC- FADU invita a todos los municipios de la costa fluvial y marítima argentina a participar y/o adherir, comunicándose a la siguiente dirección: gec.fadu@gmail.com. Más información: www.municipioscosteros.org 

Universidad de Buenos Aires - GEC-FADU- Octubre de 2016 

jueves, 3 de noviembre de 2016

AGROQUIMICOS, EL FIN ESPERADO

EN DEFENSA DEL ECOSISTEMA 

Hace más de un cuarto de siglo, la labranza de las tierras consistía en eliminar los rastrojos, arar removiendo la tierra, y luego sembrar. 

La práctica de la siembra directa, revolucionó la laboriosa tarea. Ya no se hacía imperioso eliminar los rastrojos. Un simple hoyo en el suelo para contener la semilla facilitaban las cosas. Claro que sí eran necesarios los agroquímicos. 

Hoy, en la Universidad de Luján (UNLu), se investiga la reducción de la fauna del suelo por efecto de la compactación y el uso excesivo de agroquímicos en el campo. 

Los investigadores hipotetizan  que no sólo la actividad de la fauna del suelo, sino también sus efectos beneficiosos se reducen a causa del método de la siembra directa


Andrés Duhour, Jefe de Trabajos Prácticos del Departamento de Ciencias Básicas, División Biología, de la UNLu explica que, en sus resultados preliminares, la investigación muestra una notoria reducción de la fauna del suelo por efecto de la compactación y el uso excesivo de agroquímicos en el campo, sobre todo en zonas determinadas de la provincia de Buenos Aires. 

“Estamos trabajando para estudiar los efectos que produce la siembra directa en la fauna del suelo. Sabemos que está asociada o fue una práctica de manejo del suelo que se instaló a partir del año 1990, con la idea de que era mejor para el suelo porque no producía los efectos que ocasionan las labranzas, o sea la remoción, ruptura del suelo o dejar el suelo al descubierto”, explicó el ingeniero Duhour. 



El investigador reveló que “se propuso como una medida conservacionista por el hecho de que al mantener el suelo cubierto y no removerlo, de alguna manera se protege de los efectos adversos climáticos y la degradación que produce el uso excesivo”. 

“A lo largo de estos años se ha visto que produce algunos efectos negativos en los suelos y eso es lo que estamos estudiando. El modelo imperante en el campo, que nosotros llamamos de agricultura industrial, ha empezado a preocupar cada vez más a la comunidad científica y en general, teniendo en cuenta el excesivo uso de agroquímicos, maquinarias pesadas en el campo y los efectos que también se ven en cuanto a la compactación de los suelos”, indica Duhour al explicar que este método de la siembra directa es la mayor amenaza para los bichos e insectos que naturalmente habitan los suelos, luego de investigar durante más de tres años.

 Los investigadores tienen como objetivo relacionar los trabajos sobre la fauna del suelo con el manejo que se hace en los campos de Luján, General Rodríguez, Cortínez, San Andrés de Giles, y zonas aledañas. 


“Lo que hacemos es ir al campo, tomamos muestras de la fauna del suelo, la macrofauna, bichos que tienen más de dos milímetros y pueden juntarse a simple vista desarmando una porción del suelo. Además tomamos muestras del suelo para hacer análisis físicos y químicos”, comenta el investigador

“También estudiamos muestras de suelo sin perturbar para ver los efectos en los poros porque nos interesa relacionar la siembra directa, con la posible reducción de las poblaciones de bichos y si se reducen sus efectos, ya sea en el suelo en sí con sus características físicas y químicas como en los poros que también están asociados con la capacidad de airear o transmitir agua en el suelo”, detalló el Jefe de Trabajos Prácticos. 

Los bichos que pueden encontrarse a simple vista son lombrices, gusanos blancos, grillos topos, hormigas, arañas, ciempiés, milpiés, larvas de lepidópteros, mariposas, coleópteros y escarabajos de distintas especies. 

“Éstos realizan distintas funciones en el suelo: a la vez que incorporan materia orgánica unen las partículas minerales que tiene el suelo con las partículas orgánicas, hacen disponibles ciertos nutrientes, producen galerías porque las raíces de las plantas necesitan tanto los nutrientes como el agua o el aire del suelo, tienen que respirar las raíces, tienen que llegar en profundidad para poder alcanzar el agua. Entonces los bichos cumplen una función que en el manejo del suelo cumplía la labranza (operación agrícola consistente en trazar surcos más o menos profundos en la tierra con una herramienta de mano o con un arado). La idea es ver hasta qué punto los bichos cumplen esa función”, explicó Duhour. 



Se están elaborando las principales conclusiones. Las investigaciones se encuentran prácticamente terminadas. Serán presentadas en el Congreso Nacional de Ecología y Biología del suelo. 

“La hipótesis es que la actividad de la fauna del suelo y sus efectos se reducen con la siembra directa. Si bien no se realiza la labranza, la compactación que produce la siembra directa y el uso excesivo de agroquímicos tienen efectos negativos que reducen la actividad y a su vez la población y el número de bioporos y macroporos. También el número de agregados que son resultado del efecto de las lombrices o la fauna. Creemos que se reducen los efectos beneficiosos que tiene la fauna del suelo”, sentenció el investigador. 


“Es importante el tema porque aportamos un conocimiento de funciones que se realizan en el ecosistema y, de alguna manera, este trabajo aporta para pensar en prácticas agropecuarias que reduzcan el uso de agroquímicos y que permitan ampliar la visión del sector agropecuario respecto de cómo relacionarse con el ambiente y con el suelo, que no es sólo un sustrato para poner una semillita, sino que también es alojamiento de una serie de organismos y de vida, que cumplen funciones importantes para la comunidad y el éxito del desarrollo de los cultivos. Esto tiene que ver con aportar y pensar otras formas del manejo del suelo”, reflexionó el director del proyecto. 

UNLu - Sede Central Luján- Octubre de 2016