jueves, 28 de abril de 2016

METEOROLOGIA

RAYOS Y CENTELLAS!!!! 

Desde hace décadas, se trata el tema del cambio climático. 

Parecería que nadie hace nada al respecto. Los tratados internacionales, desde que Svante Arrhenius en 1897 formuló el problema del Cambio Climático, sólo tomaron entidad pública casi un siglo después, hacia 1987 con la “Convención de Viena” y el “Protocolo de Montreal”. 

En 1992 la Reunión Cumbre de Jefes de Estado en Rio de Janeiro, no tuvo mucho éxito al respecto. Y desde que se manifestó en 1997 el “Protocolo de Kyoto”, tampoco fue acatado por los principales generadores de emisiones de gases contaminantes. 

En nuestro país, diferentes científicos se preocupan por el estudio de esos cambios y cómo paliar sus efectos devastadores. 


En la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) se lanzó el proyecto internacional “Relámpago” (Sensado Remoto de Electrificación, Relámpagos, y Procesos de Meso Escala/Micro Escala con Observaciones Adaptativas desde Tierra). 

Investigará el papel fundamental de la zona de las Altas Cumbres en eventos meteorológicos extremos. Y el impacto socio-económico que producen estas tormentas, consideradas como las “más intensas del mundo”. 

Eldo Ávila, físico de la Facultad de Matemática, Astronomía y Física (FaMAF) de la UNC y miembro del equipo que llevará adelante el estudio, señala que la información satelital obtenida en los últimos años indica que la  topografía cordobesa, especialmente las Altas Cumbres, juega un rol clave. 

El sureste de América del sur –noreste argentino, Paraguay y sur de Brasil– es la región del planeta donde tiene lugar la mayor cantidad de tormentas denominadas “intensas”. Suceden a altitudes de hasta 16 kilómetros, muy por encima de las nubes de tormentas normales que se ubican en el orden de los 10 kilómetros de altura. 

“Creemos que en Córdoba nace la mayor cantidad de estas tormentas extremas, especialmente en el noreste de la provincia. Y desde acá se conducirían hacía el este del país y regiones limítrofes”, agrega Ávila. El mismo fenómeno sucedería con la Cordillera de los Andes, que actuaría como un trampolín para los vientos y la generación de tormentas. 


Según explica Ávila, hace 20 años empezaron a lanzarse satélites meteorológicos y uno en especial se dedica a capturar “radiografías” de eventos intensos. “Después de muchos años de estudio de información satelital se determinó que las tormentas más grandes se desarrollan en esta región. Ahora debemos corroborar el por qué”, resume. 

El interés radica en el considerable impacto social y económico que suelen acarrear estos acontecimientos climatológicos extremos, tales como violentas caídas de granizo, áreas afectadas por ráfagas y tornados, inundaciones o pérdida de vidas humanas por la profusa actividad eléctrica que se descarga en la tierra. “Si logramos entender mejor la formación de estos fenómenos, podrán realizarse mejores pronósticos y alertas meteorológicas”, asegura Ávila. 

El proyecto “Relámpago”  está en desarrollo. Este año se terminará de delinear y se evaluará en los distintos organismos de financiamiento. Cuenta con el apoyo de instituciones europeas, de la National Science Foundation de Estados Unidos, y se descuenta que contará con la colaboración de instituciones de promoción científica de la Argentina. 
Radar meteorológico UNC

Cuando comience la época de lluvias  en 2017,  se lanzarán las campañas. “Los científicos más prestigiosos del mundo en esta área están involucrados en la iniciativa. Se unieron para ver y analizar en vivo las tormentas, estudiar cómo se forman y cómo están compuestas. Se utilizará, entre otros instrumentales, el radar meteorológico montado en la UNC”, informa  Ávila. 

Usarán  aviones especiales llegados desde Estados Unidos para sobrevolar las nubes y penetrar en ellas. “Se observarán distintas variables, como los vientos verticales, el área que ocupan, el lugar donde se forma el granizo, cuánta electrificación se produjo, entre otros aspectos. Más que una radiografía, a las nubes les vamos a hacer una resonancia magnética”, informa el investigador. 



Ciudad de La Plata- 2013
Por otra parte en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), se ha desarrollado un sistema de alerta por precipitaciones. 

Se trata de una red de pluviómetros que aporta datos sobre una plataforma web en tiempo real. Posibilita que las personas de zonas afectadas mejoren la respuesta ante la emergencia. 

El Sistema de Alerta Temprana La Plata (SATLP) integra los datos generados de modo de poder tomar decisiones en función de la severidad de las precipitaciones. 
Inundaciones 2013 en La Plata

Así se tiende a disminuir el impacto que podrían tener las lluvias intensas sobre la ciudad de La Plata. De esta manera se evitaría vivir situaciones dramáticas como las acontecidas en las inundaciones ocurridas entre el 2 y el 3 de abril de 2013 y que afectaron a toda la región. 

Permitirá  alertar a las autoridades y a la población en general sobre el avance del agua en situaciones climáticas adversas. 

Patricia Pesado, una de las investigadoras que forma parte del proyecto, explicó que “los datos se alojan en servidores que se encuentran en la Facultad de Informática y la información procesada se presenta en un sitio web”. De esta manera puede ser accesible para la toma de decisiones, con diferentes niveles de autorización de acuerdo a la autoridad competente. 

Por su parte, Pablo Romanazzi, responsable del equipo que realiza aportes desde la Facultad de Ingeniería, detalló que “el prototipo SATLP se aplicará inicialmente en la Cuenca del Arroyo Pérez a través de tres estaciones de censado”. Además destacó que “su desarrollo en todas las cuencas que rodean La Plata permitirá avanzar concretamente en un sistema de alerta temprana por inundaciones debidas a precipitaciones”. 


Ya se instalaron los primeros tres pluviómetros en la cuenca del Arroyo Pérez. Este curso de agua tiene sus nacientes a la altura de la ruta provincial 19, llevando dirección Sur-Norte en la mayor parte de su recorrido a través de 11 km de extensión. 

La Facultad de Ingeniería selecciona los instrumentos de campo y realiza un trabajo de apoyo en la generación de la base de datos y de algoritmos para determinar la severidad de las lluvias en el momento en que se está produciendo la tormenta. 

Explicó Romanazzi, que se tienen en cuenta los patrones de las inundaciones ocurridas en la ciudad en 2002, 2008 y 2013. “Éstas demostraron que la intensidad como única variable no es suficiente, por esa razón se tiene en cuenta también la severidad de las lluvias”, agregó el ingeniero. 

En una segunda etapa, se implementará un modelo matemático que permita la medición del caudal de agua que se va acumulando en esquinas de las zonas más críticas de la ciudad. Este sería otro dato relevante al momento de tomar decisiones tendientes a evitar tragedias a causa del desborde de arroyos. 

El uso de un sistema de alerta temprana habilita a las personas de las zonas afectadas a mejorar su capacidad de respuesta y a actuar de manera adecuada, disminuyendo el margen de lesiones, de pérdidas de vida o de daños en los bienes materiales. El proyecto también contempla la necesidad de generar un protocolo de actuación frente al aviso de alerta. 

El SATLP se desarrolla en el marco del Proyecto de Investigación Orientado (PIO) “Construcción de un sistema integrado de gestión del riesgo hídrico en la región del Gran La Plata”, coordinado por Jorge Karol y financiado conjuntamente por el Conicet y la UNLP. 

UNC- FaMAF y UNLP-Facultad de Informática- Febrero y Abril de 2016

jueves, 21 de abril de 2016

NUTRICION

LACTANCIA Y OBESIDAD 

Ciertamente, la madre es el único animal que se deja “comer vivo”. Da todo para garantizar la supervivencia del bebé. Que un adulto llegue a ser sano depende de la lactancia y del estado nutricional de su madre. 

En la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino, de San Miguel de Tucumán, (UNSTA), un grupo de científicos estudiaron la influencia del estado alimenticio de una mujer durante el embarazo y durante la etapa de lactancia. 

La desnutrición puede predisponer a obesidad o enfermedades crónicas en la etapa adulta del recién nacido. 

El estudio realizado por las investigadoras Paola Gauffin Cano, Analía Medina, Mirta Asunción Medina de Cáceres y Silvia del Valle Saad de Schoos, consistió en la recolección de muestras de leche materna en diferentes etapas de la lactación (calostro- primera secreción mamaria después del parto- y leche madura). 
Además tuvieron en cuenta la determinación de parámetros nutricionales y bioquímicos de las madres y los neonatos, y en establecer una relación entre los niveles de una hormona, (la leptina de la leche),  y el estado nutricional de las mujeres dadoras. 

El trabajo realizado tiene el fin de corroborar que si no se regula la cantidad y calidad de los alimentos ingeridos, tanto en la vida prenatal como postnatal, se predispone al desarrollo de procesos metabólicos y hormonales que persisten a lo largo de la vida y que se relacionan con el desarrollo de enfermedades crónico-degenerativas (obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares, etcétera). 


Todos escuchamos alguna vez, que la materia y la energía están íntimamente relacionadas. 
El metabolismo es la totalidad de las reacciones químicas de transformación de materia en energía. 

Este proceso comprende dos etapas: el anabolismo, etapa de construcción o producción, donde una molécula pequeña se transforma en una compleja macromolécula. Por ejemplo, es lo que hacen los vegetales formando una molécula de reserva como el almidón a partir de una pequeña molécula de glucosa. 

Y el catabolismo, etapa de degradación o destrucción, donde inversamente al proceso anterior, se degrada una molécula grande, por ejemplo un azúcar para convertirse en glucosa, que es lo que usa la célula para obtener energía. 

La  dieta previa, ocurrida durante la gestación (es la composición de los ácidos grasos del tejido adiposo -o tejido graso-, acumulado durante el embarazo), y la dieta durante el amamantamiento, resultan fundamentales  para la composición de ácidos grasos de los triglicéridos de la leche. 

Los triglicéridos tienen mala prensa ya que en exceso son perjudiciales para el correcto funcionamiento del organismo, pero resultan fundamentales en la formación de membranas celulares, en almacenar energía (como materiales de reserva calórica), en protección de diferentes partes del cuerpo, en la formación del sistema nervioso, en la formación de vitaminas, hormonas y pigmentos (como el caroteno que lo encontramos en zanahorias y constituye la vitamina A). 


Entre los factores que se modifican en la leche materna, según sea el grado de nutrición de las madres dadoras, se encuentra la leptina, que es una hormona sintetizada por el tejido adiposo (graso). 

La leptina cumple funciones pleiotrópicas en el organismo, es decir, aquellas funciones en las que interviene un gen responsable de caracteres fenotípicos- que constituyen las características visibles del individuo-, distintos y no relacionados. 

Sin embargo, regular el gasto energético es una de las principales funciones conocidas. 

Esto explica por qué distintos niveles de leptina en la dieta materna, genera diferencias en las características de los humanos y de hábitos alimentarios en niños durante la lactancia y a largo plazo. 

Los investigadores determinaron parámetros bioquímicos en las muestras de leche materna tales como glucosa, colesterol, triglicéridos, leptina y composición de ácidos grasos y los relacionaron con los datos antropométricos de la madre y el neonato. 

Las muestras fueron donadas por el Instituto Maternidad “Nuestra Señora de la Merced”, de la provincia de San Miguel de Tucumán. 


Los  resultados, mencionan que los niveles de leptina se correlacionaron en forma positiva con el estado nutricional de la madre (Índice de Masa Corporal, IMC). 

Además, observaron una relación directa entre el porcentaje de ácidos grasos saturados en el calostro, tanto con el IMC o los niveles de leptina. 
Mientras que la relación es indirecta con el porcentaje de ácidos grasos mono y poliinsaturados, (siendo éstos, los de mejor calidad, ya que pueden degradarse más fácilmente generando energía inmediata, y evitando su agregación en sangre con la consecuente formación de grasa acumulada). 

Como conclusión, se destaca la importancia de la dieta de la madre en el embarazo y la lactancia.  Alteraciones en los niveles de sus componentes bioactivos podrían afectar el metabolismo a corto y largo plazo. 

Las madres bien alimentadas producen cantidades moderadas de leptina. Esta hormona provee al nuevo ser de protección contra la ganancia excesiva de peso, cuyo efecto que podría permanecer en la edad adulta. 

Se ha sugerido que la hipoleptinemia (presente en la desnutrición) en el período de lactancia, es crucial para el desarrollo del infante. Podría predisponer a la obesidad futura como resultado de anormalidades estructurales en los circuitos cerebrales que regulan los valores energéticos. 

UNSTA- Marzo de 2016

jueves, 14 de abril de 2016

INMUNOTERAPIA

CHAGAS-DIRECTO AL CORAZON 


La enfermedad de Chagas afecta a un gran número de habitantes de nuestro  país.

La región  norte y centro son las más castigadas. 

Investigadores de la Universidad Nacional de Luján y de la Facultad de Bioquímica de la Universidad Nacional de Buenos Aires desarrollaron en forma conjunta una vacuna inmuno terapéutica. 


Este método mejora sustancialmente el tratamiento de la infección producida por el Tripanosoma cruzi, y existe una marcada reducción del daño producido por el parásito.

“En este trabajo nos propusimos contribuir al desarrollo de estrategias terapéuticas, capaces de inducir una respuesta inmune que contrarreste el daño cardíaco causado por Trypanosoma cruzi”, dice Natacha Cerny, investigadora de la Universidad Nacional de Lujan. 

“Evaluamos en ratones infectados con el parásito, la administración del ADN que codifica para Cruzipaína, su principal proteína, una cisteín proteasa. Observamos que en los ratones disminuyó la carga de parásitos en sangre, aumentó la sobrevida y se redujo el daño en músculo cardíaco y esquelético característico de la enfermedad; mientras que esto no se observó en los ratones que se usaron como controles, es decir, los que no recibieron el tratamiento”, agrega Cerny, miembro del equipo de trabajo. 

Actualmente se desarrollan  distintos planes y estrategias para erradicar la vinchuca, el insecto vector que trasmite el parásito, principalmente en la zona norte. El tratamiento es efectivo durante la etapa aguda de la enfermedad. 

Según la Organización Panamericana de la Salud, existen en la Argentina  1.600.000 personas infectadas y más de 300.000 afectadas por cardiopatías de origen chagásico. 

Cerny señala que “la investigación y el desarrollo de una vacuna terapéutica es especialmente importante cuando nos referimos a la enfermedad de Chagas, si se considera la característica crónica de esta infección y la cantidad de personas infectadas con este parásito desde hace décadas en América”. 

Además aclara la científica que  “los agentes quimioterapéuticos utilizados hoy en día en el tratamiento poseen efectividad limitada y presentan alta toxicidad, así como graves efectos secundarios, no siendo efectivos durante la etapa crónica que se puede desencadenar 20 o 30 años luego de la infección. Es por ello que el desarrollo de vacunas imnunoterapéuticas es importante para contribuir al tratamiento de la infección”. 

Carlos Ribeiro Justiniano Chagas, médico brasileño, descubrió la enfermedad en 1909. En nuestro país el Dr. Salvador Mazza aportó una invalorable contribución en el estudio e identificación de las zonas afectadas. 

La enfermedad consta de dos fases: la llamada aguda, que dura dos meses aproximadamente, luego de contraerse la infección y suele ser asintomática.
Y la fase crónica, donde los parásitos permanecen ocultos principalmente en el músculo cardíaco y en el digestivo. 

Hasta un 30% de los pacientes sufre trastornos cardíacos y hasta un 10% presenta alteraciones digestivas (agrandamiento del esófago o del colon), neurológicas o mixtas. 

Con el paso de los años, la infección puede causar muerte súbita o insuficiencia cardíaca por la destrucción progresiva del músculo cardíaco. 


Explica la investigadora “en nuestros laboratorios se trabaja desde hace 15 años bajo la dirección del Dr. Malichiodi en la búsqueda de distintas proteínas inmunodominantes del parásito, para el desarrollo de vacunas preventivas y terapéuticas, que puedan ser administradas solas o en conjunto, en modelos murinos (con ratones), así como también se estudia el uso de distintos adyuvantes y sistemas de ‘delivery’ que mejoren la respuesta”. 

La vacuna funciona valiéndose de una proteína presente en todos los estadíos del parásito, la Cruzipaína. Esta proteína logra un rol clave para generar una respuesta preventiva como vacuna. 


El trabajo de investigación utilizó la proteína como terapia en ratones infectados. Se pudo observar la reducción del daño muscular característico de la infección  por T.cruzi, en cortes histológicos de músculo, incluso en ratones tratados durante la etapa crónica. 

Los ratones tenían menor número de parásitos en sangre y tuvieron una sobrevida del 100%. 

Se disminuyó la inflamación en los tejidos y el daño en el corazón, característico de la enfermedad. 


El Trypanosoma cruzi en medio de glóbulos rojos
El tratamiento sería efectivo tanto al ser administrado en etapas tempranas como tardías de la infección; lo cual sería de suma utilidad para los pacientes que muchas veces son diagnosticados en forma tardía, donde los quimioterapéuticos tienen menor efectividad. 

La investigadora explicó que “estos resultados colaborarán en el diseño de un tratamiento multicomponente que incluya antígenos parasitarios clave para la inmunoprotección, que permitan disminuir las dosis empleadas en la actualidad de agentes quimioterapéuticos”

Informa Natacha Cerny que  “para una futura implementación faltarían pruebas más lejanas de los ratones y más cercanas a los humanos y, luego de eso, pensar en la producción y la comercialización”. 

Universidad Nacional de Luján- Marzo de 2016

jueves, 7 de abril de 2016

ASTROFISICA

ONDAS  GRAVITACIONALES  PARA “ESCUCHAR” AL UNIVERSO

Albert Einstein, anunció la existencia de ondas gravitacionales hace un siglo, pero recién a fines del año pasado pudo comprobarse su existencia. 

Gabriela González y Mario Díaz son físicos egresados de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC),  y desarrollan sus carreras en Estados Unidos. 

Participan en el proyecto LIGO, (Observatorio por Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales, por su sigla en inglés). Es una  iniciativa de diferentes países abocada a probar la existencia de estas ondas. 


Una onda gravitacional, es una ondulación del espacio-tiempo, producida por un cuerpo masivo acelerado, y representa una consecuencia de la Teoría General de la Relatividad. 

En septiembre del año pasado pudieron detectarse. Se hizo público el 11 de febrero de 2016 en conferencia de prensa desde Washington DC. Habrían sido producidas por la fusión de dos espacio-tiempo con gravedad tan fuerte que nada puede escaparse a él, ni siquiera la luz, distantes de la Tierra a unos 1.300 millones de años luz. 
 LIGO detector in Hanford, WA. Image LIGO 

El experimento, que confirmó la existencia de las ondas gravitacionales, fue realizado en los observatorios gemelos que LIGO posee en Livingston (Louisiana) y en Hanford (Washington), en Estados Unidos, distantes entre sí más de 3.000 kilómetros. 


 LIGO Livingston Laboratory
Cada uno de estos detectores está compuesto por dos brazos de cuatro kilómetros de largo, dispuestos en L en un ángulo de 90 grados. En la intersección de ambos se ubica un  gran interferómetro que utiliza rayos láser para realizar las mediciones más precisas del mundo. 

Los rayos láser emitidos por el interferómetro de gran escala recorren esos brazos, rebotan en espejos ubicados en sus extremos y retornan a su origen unas 200 veces. Al ser una perturbación en el espacio-tiempo que se desplaza a la velocidad de la luz, las ondas gravitacionales tendrían la capacidad de modificar ínfimamente la extensión de esos brazos de cuatro kilómetros. 


Brazo exterior- vista del interferómetro
Fin de la estación- vista del interferómetro










Esto fue lo que comprobaron los científicos de LIGO el pasado 14 de septiembre a las 5.51 am, hora de Estados Unidos. 

El primer instrumento en detectar la onda gravitacional generada por la colisión de agujeros negros fue el de Livingston. Siete milisegundos después fue registrado en Hanford. Esto llevó a los científicos a pensar que la fuente de las ondas gravitacionales se originó en el hemisferio sur del cielo, posicionados desde la Tierra. 

Gabriela González aclara que tras la detección, se preguntaron si se trataba de ondas gravitacionales reales o problemas del instrumento. “Pero nos convencimos enseguida de que eran buenas candidatas”, asegura. Para ello debieron revisar un sinnúmero de canales de monitoreo para descartar que se hubiera tratado de un ruido, un rayo cósmico u otro fenómeno. 

Concluyeron que se trataba de dos agujeros negros que chocaron y formaron uno más grande. El análisis de los datos demandó muchos meses. “Ese primer día fue impresionante, pero también nos dimos cuenta de cuánto teníamos que trabajar para llegar al anuncio que hicimos hoy”, apunta González. 

Mario Díaz es profesor de la University of Texas, donde dirige el Center for Gravitational Wave Astronomy implicado en el proyecto LIGO. Coincide al reconocer que prácticamente el mismo 14 de septiembre advirtió que lo detectado se trataba efectivamente de ondas gravitacionales, y aclara que a partir de entonces fue necesario analizar mucha información. 

Los  observatorios de LIGO cuentan con una serie de detectores secundarios que ayudan a descartar señales ambientales ajenas a las ondas gravitacionales. 

Ambos  observatorios de LIGO registraron la misma señal, pese a estar a 3.000 kilómetros de distancia. “Es algo que no ocurre al azar, de todos modos analizamos los datos para descartar que pudiera haberse debido a una coincidencia accidental. Y nos convencimos de que no era así”, afirma la investigadora. 

Díaz subraya que ambos observatorios realizaron detecciones similares, pero con una diferencia de siete milisegundos. Esa demora, producida por la distancia que media entre ambos detectores, les brindó el indicio de que la fuente de tales ondas gravitacionales provenía del hemisferio sur celeste. 

La frecuencia y amplitud de la señal oscilatoria que registraron los detectores coincide prácticamente con exactitud con la que predice la Teoría General de la Relatividad para este tipo de eventos, informa González. 


Los instrumentos que operan en la actualidad son hasta diez veces mejor que los que operaban en 2010. Los que utilizaron entre agosto y enero tienen una sensibilidad tres o cuatro veces mejor que los anteriores y aclara González que mejorarán aún más. “Se está desarrollando tecnología para continuar mejorándolos. Se estudia hacer otros detectores criogénicos, bajo tierra o de 40 kilómetros de largo en lugar de cuatro kilómetros. Esos conceptos, ahora que se ha abierto esta ventana, probablemente se cristalizarán más pronto”, completa. 

Mario Díaz reconoció con modestia que el hallazgo era motivo de orgullo. Al explicar la envergadura del acontecimiento, recuperó una analogía trazada por Gabriela, quien equiparó el impacto de la detección de las ondas gravitacionales en el campo científico con el impacto que tuvo el uso del telescopio en la observación de las estrellas por parte de Galileo Galilei. Asimismo, Díaz señaló que la confirmación de las ondas gravitacionales “abre la posibilidad de ver el universo de otra manera”. 

El espacio no es rígido, sino flexible. Puede contraerse y expandirse; lo mismo ocurre con el tiempo,  explica Carlos Kozameh, investigador principal de Conicet y docente de la Facultad de Matemática, Astronomía y Física de la UNC. 

El origen de las ondas gravitacionales se debe a la colisión de dos agujeros negros, una vez generadas, viajan a la velocidad de la luz. “Y si, eventualmente, pasaran por la Tierra podría intentar detectárselas, que es lo que está haciendo el proyecto LIGO”, señala Kozameh

“En los ‘70 las ondas gravitacionales fueron demostradas teóricamente y desde entonces empezó a verse de qué manera podía detectárselas”, explica el investigador. 

La detección de las ondas gravitacionales tendrá un impacto radical ya que el hallazgo permitirá no sólo observar el universo, sino también escucharlo. Así lo manifestó Gabriela González en la conferencia de prensa que ofrecieron los principales referentes científicos de LIGO.

https://www.youtube.com/watch?v=FXlg3cr-q44

 Para Carlos Kozameh, el descubrimiento anunciado supone un concepto totalmente alternativo al del telescopio de ondas electromagnéticas, ya que el telescopio permite ver y el detector de ondas gravitacionales permite escuchar lo que está haciendo el Universo. 

“Los eventos más catastróficos que uno puede imaginarse en el Universo -como por ejemplo que un agujero negro se devore una estrella, que colisionen dos agujeros negros o que una estrella explote en una supernova-, no pueden detectarse visualmente porque las ondas electromagnéticas son tapadas por otros procesos físicos o porque si es un agujero negro no se lo puede ver. Por lo tanto, la única manera de poder registrar estos fenómenos es mediante la detección de ondas gravitacionales que den información directa de lo que está ocurriendo en esos procesos catastróficos. Son dos maneras totalmente diferentes de captar la información”, explica el investigador. 

En 2014 el Observatorio Astronómico de Córdoba (OAC) firmó un memorándum de entendimiento con LIGO para participar en la detección de posibles fenómenos ópticos asociados a las emisiones de ondas gravitacionales. 


Vista del pueblo Tolar Grande, en Salta.
Detrás, el cordón Macón y la ubicación aproximada
donde se instalarán distintos telescopios
La colaboración se concreta a través del proyecto TOROS (Transient Optical Robotic Observatory of the South). En la actualidad, instrumentos piloto de esta iniciativa están ubicados en la Estación Astrofísica de Bosque Alegre y en el nuevo Observatorio Astronómico del cerro Macón, en la Puna Salteña. 


El aparato estará en la casilla ubicada a la derecha.
En la cúpula de la izquierda funcionará
un telescopio equipado
con un detector infrarrojo

El 15 de septiembre pasado, TOROS recibió la alarma de la detección de ondas gravitacionales procedente de LIGO y trabajó en la búsqueda de posibles evidencias ópticas en galaxias vecinas a la zona de procedencia de las ondas. Los datos provistos por TOROS serán analizados junto a los del resto de los observatorios participantes. 

Gabriela González es profesora de física y astronomía en la Universidad estatal de Louisiana (Estados Unidos), y vocera del proyecto LIGO. Anhela volver a Córdoba, y lo hace 2 veces al año para visitar a sus afectos. Valora la formación que recibió en la UNC  y la importancia que le da el país a la educación y a la ciencia, como también su divulgación y lograr que la ciencia contribuya al progreso colectivo en general. 

UNCiencia- UNC- Febrero 2016 

http://www.ligo.org/sp/detection/index.php