El Río Uruguay esconde sus secretos.
Ante tal belleza natural, descubrirlos se hace casi profano.
Geólogos de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y del Conicet, detectaron la existencia de un canal excavado en el cauce del río Uruguay, en la frontera Argentina – Brasil. Se cree que es un cañón natural labrado en algún período anterior al actual y que se mantiene limpio. Permite el acceso de barcos de ultramar hasta la latitud de Fray Bentos-Gualeguaychú.
Los investigadores detectaron una fisura desconocida en el lecho fluvial. También lo hicieron los técnicos que estudian la geología e impacto ambiental de la represa Garabí-Panambí.
Daniela Kröhling y Martín Iriondo, investigadores del Conicet y de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) de la UNL, por medio de estudios geomorfológicos y batimétricos realizaron un mapa 3D, que da algunos indicios de su estructura. El proyecto es financiado por la UNL, y se realiza desde hace algunos años. El canal menor forma los Saltos del Moconá.
“A medida que avanzábamos en la investigación, observamos que el cauce del Uruguay no tiene una morfología típica, sino que presenta un cañón o canal estrecho excavado en su lecho rocoso, que es casi continuo y está permanentemente sumergido aún en aguas bajas. Se trata de una característica bastante rara, con muy escasos registros en la bibliografía internacional. Esto motivó el interés de especialistas internacionales a presentar los primeros resultados en congresos en el extranjero”, indicó Kröhling.
El cauce en la meseta basáltica misionera es de gran interés para la geomorfología, (que se encarga del estudio del paisaje),la dinámica fluvial, las modificaciones de los cauces a lo largo del tiempo y los comportamientos futuros ante cambios climáticos, con posibles variaciones en el nivel del mar.
"Esto es poco conocido a nivel internacional, ni en relación a otros ríos del mundo. Desde hace años que hacemos este estudio, particularmente en Misiones, analizando la evolución del paisaje de toda la Meseta Basáltica Paranaense que se extiende desde el sur de Brasil y hasta el noroeste de Uruguay", explicó la directora del proyecto.
La cuenca del rio Uruguay abarca 360 mil kilómetros cuadrados, nace en el sudeste de Brasil, bordea las provincias de Misiones, Corrientes, Entre Ríos y desemboca en el Río de la Plata.
"La mayor parte de las pendientes que limitan los saltos en el área de Moconá, corresponden a la parte superior de los taludes, que tienen varias decenas de metros de profundidad", indicó la especialista.
Los trabajos del equipo se iniciaron en Misiones, en la frontera Argentina-Brasil. En primer lugar se estudió la zona de San Javier y la de los Saltos del Moconá.
“Ya teníamos referencias del cañón a partir de un análisis que hicimos sobre trabajos previos en el río Uruguay vinculadas a obras viales o presas. Entonces, integrando todas las zonas donde se ve dicha geoforma, deducimos una continuidad del cañón cercana a mil kilómetros de longitud”, apuntó la geóloga.
“Los ríos tienden a nivelar o rellenar las depresiones con sus propios depósitos, sobre todo en el tramo inferior, donde llega al Uruguay una carga de arenas importante que aporta el rio Ibicuy, una cuenca afluente del sur de Brasil. Sin embargo, la presencia del cañón se mantiene aún en el tramo inferior”, aclaró Kröhling.
La investigadora precisó que entre las
desembocaduras de los arroyos Pepirí Guazú y Yabotí (Misiones), el río Uruguay
atraviesa un bloque elevado por tectónica, lo que produce la emersión
del lecho ordinario durante aguas bajas. En esas condiciones, el agua cae desde
el lecho al fondo del cañón a lo largo de casi tres kilómetros.
Imagen obtenida del Sonar Batimétrico |
“Este fenómeno constituye los Saltos del
Moconá o Yucumá (en Brasil), conocido por ser uno de los únicos sistemas
escénicos de cascadas longitudinales en el mundo. Alcanzan 10-12 metros de
altura en los períodos normales y la mayor parte de la descarga fluvial ocupa
el canal interno. Además, sufren grandes variaciones en altura, incluso
desaparecen durante las crecidas ordinarias del río. Observaciones realizadas
en la última década atribuyen una altura máxima de los saltos de veinte metros
en 1999”, narró.
“Existen saltos
hidráulicos y zonas de surgencia de agua en relación a la aparición de estructuras
turbulentas que alteran la superficie del flujo. Éstos generan abrasión,
excavación y desplome de los bloques de roca del lecho. Además, las variaciones
en el ancho del cauce, la profundidad y la pendiente de éste producen
diferencias en el flujo de energía y originan surcos longitudinales, marmitas,
canales interiores, rápidos, saltos de agua y piletones”, continuó
Kröhling.
Imagen batimétrica del cañón |
La traza del cañón está representada por fracturas de la roca. El
relevamiento batimétrico de detalle del cañón, desde una embarcación
semi-rígida en una region longitudinal continua de 60 km entre el Moconá y la
localidad de El Soberbio (Misiones), constituye la primera fuente de datos
existente del lugar.
“Mediante el uso del
sistema de los Sonares Batimétricos por Medición de Fase se obtuvieron mapas
digitales. Los resultados revelaron la naturaleza 3D del cañón inmediatamente
aguas abajo del Moconá, aunque en el área de los saltos la altísima turbulencia
impidió el registro de datos confiables. En general, el cañón en el segmento
relevado ocupa 1/3 a 1/10 del ancho del cauce y está excavado entre 6 a 22 m en
el cauce (que tiene dos a tres metros de profundidad), limitado por taludes
definidos, rectos a ondulados”, comentó la investigadora.
"En segmentos de 1,5 a 4 km de largo, las
profundidades del cañón oscilan entre 24 y 32 m, con 50 a 100 m de ancho,
limitado por paredes casi verticales. También se detectaron hoyas sumergidas
asociadas a él (de 100 a 350 m de longitud y profundidades entre 32 y 47 m),
algunas de ellas indican la posición de cataratas subfluviales. El cañón es una
parte activa de la dinámica fluvial actual”, prosiguió Kröhling.
El Sonar
Batimétrico utilizado constituye un equipamiento de última generación
perteneciente al Instituto Argentino de Oceanografía (IADO - Conicet-UNS),
ubicado en Bahía Blanca.
Los investigadores Eduardo Gómez, especialista en
geomorfología y sedimentología submarina, y el técnico Ariel Raniolo destacaron
que un cañón tan profundo sólo puede explicarse por la alta turbulencia de la
corriente, que hace que la erosión se mantenga. “Muchos especialistas dicen que este fenómeno no es posible. Sin
embargo, está allí”, declaró Iriondo.
“Hicimos
un mapeo del fondo, que nos marca la existencia de un cauce menor erosionando
el cauce general del río Uruguay. Incluso, en su tramo inferior alcanza cotas
por debajo del nivel del mar, lo que indica que se trata de un cañón natural
que se mantiene limpio y que permite el acceso de barcos de ultramar hasta la
latitud de Fray Bentos-Gualeguaychú. A la vez, estudios batimétricos utilizados
para construir la represa de Salto Grande mostraron un canal menor de alta
profundidad en el lecho, que incluso se llega a deducir en imágenes de Google Earth”,
enfatizó Iriondo.
La información recolectada, junto con la obtenida en el
estudio del paisaje de la meseta misionera y la evolución de la red fluvial,
será publicada en revistas internacionales y transmitida a las administraciones de Parques Nacionales y Provinciales de la región.
UNL-FICH- Octubre 2016