jueves, 3 de noviembre de 2016

AGROQUIMICOS, EL FIN ESPERADO

EN DEFENSA DEL ECOSISTEMA 

Hace más de un cuarto de siglo, la labranza de las tierras consistía en eliminar los rastrojos, arar removiendo la tierra, y luego sembrar. 

La práctica de la siembra directa, revolucionó la laboriosa tarea. Ya no se hacía imperioso eliminar los rastrojos. Un simple hoyo en el suelo para contener la semilla facilitaban las cosas. Claro que sí eran necesarios los agroquímicos. 

Hoy, en la Universidad de Luján (UNLu), se investiga la reducción de la fauna del suelo por efecto de la compactación y el uso excesivo de agroquímicos en el campo. 

Los investigadores hipotetizan  que no sólo la actividad de la fauna del suelo, sino también sus efectos beneficiosos se reducen a causa del método de la siembra directa


Andrés Duhour, Jefe de Trabajos Prácticos del Departamento de Ciencias Básicas, División Biología, de la UNLu explica que, en sus resultados preliminares, la investigación muestra una notoria reducción de la fauna del suelo por efecto de la compactación y el uso excesivo de agroquímicos en el campo, sobre todo en zonas determinadas de la provincia de Buenos Aires. 

“Estamos trabajando para estudiar los efectos que produce la siembra directa en la fauna del suelo. Sabemos que está asociada o fue una práctica de manejo del suelo que se instaló a partir del año 1990, con la idea de que era mejor para el suelo porque no producía los efectos que ocasionan las labranzas, o sea la remoción, ruptura del suelo o dejar el suelo al descubierto”, explicó el ingeniero Duhour. 



El investigador reveló que “se propuso como una medida conservacionista por el hecho de que al mantener el suelo cubierto y no removerlo, de alguna manera se protege de los efectos adversos climáticos y la degradación que produce el uso excesivo”. 

“A lo largo de estos años se ha visto que produce algunos efectos negativos en los suelos y eso es lo que estamos estudiando. El modelo imperante en el campo, que nosotros llamamos de agricultura industrial, ha empezado a preocupar cada vez más a la comunidad científica y en general, teniendo en cuenta el excesivo uso de agroquímicos, maquinarias pesadas en el campo y los efectos que también se ven en cuanto a la compactación de los suelos”, indica Duhour al explicar que este método de la siembra directa es la mayor amenaza para los bichos e insectos que naturalmente habitan los suelos, luego de investigar durante más de tres años.

 Los investigadores tienen como objetivo relacionar los trabajos sobre la fauna del suelo con el manejo que se hace en los campos de Luján, General Rodríguez, Cortínez, San Andrés de Giles, y zonas aledañas. 


“Lo que hacemos es ir al campo, tomamos muestras de la fauna del suelo, la macrofauna, bichos que tienen más de dos milímetros y pueden juntarse a simple vista desarmando una porción del suelo. Además tomamos muestras del suelo para hacer análisis físicos y químicos”, comenta el investigador

“También estudiamos muestras de suelo sin perturbar para ver los efectos en los poros porque nos interesa relacionar la siembra directa, con la posible reducción de las poblaciones de bichos y si se reducen sus efectos, ya sea en el suelo en sí con sus características físicas y químicas como en los poros que también están asociados con la capacidad de airear o transmitir agua en el suelo”, detalló el Jefe de Trabajos Prácticos. 

Los bichos que pueden encontrarse a simple vista son lombrices, gusanos blancos, grillos topos, hormigas, arañas, ciempiés, milpiés, larvas de lepidópteros, mariposas, coleópteros y escarabajos de distintas especies. 

“Éstos realizan distintas funciones en el suelo: a la vez que incorporan materia orgánica unen las partículas minerales que tiene el suelo con las partículas orgánicas, hacen disponibles ciertos nutrientes, producen galerías porque las raíces de las plantas necesitan tanto los nutrientes como el agua o el aire del suelo, tienen que respirar las raíces, tienen que llegar en profundidad para poder alcanzar el agua. Entonces los bichos cumplen una función que en el manejo del suelo cumplía la labranza (operación agrícola consistente en trazar surcos más o menos profundos en la tierra con una herramienta de mano o con un arado). La idea es ver hasta qué punto los bichos cumplen esa función”, explicó Duhour. 



Se están elaborando las principales conclusiones. Las investigaciones se encuentran prácticamente terminadas. Serán presentadas en el Congreso Nacional de Ecología y Biología del suelo. 

“La hipótesis es que la actividad de la fauna del suelo y sus efectos se reducen con la siembra directa. Si bien no se realiza la labranza, la compactación que produce la siembra directa y el uso excesivo de agroquímicos tienen efectos negativos que reducen la actividad y a su vez la población y el número de bioporos y macroporos. También el número de agregados que son resultado del efecto de las lombrices o la fauna. Creemos que se reducen los efectos beneficiosos que tiene la fauna del suelo”, sentenció el investigador. 


“Es importante el tema porque aportamos un conocimiento de funciones que se realizan en el ecosistema y, de alguna manera, este trabajo aporta para pensar en prácticas agropecuarias que reduzcan el uso de agroquímicos y que permitan ampliar la visión del sector agropecuario respecto de cómo relacionarse con el ambiente y con el suelo, que no es sólo un sustrato para poner una semillita, sino que también es alojamiento de una serie de organismos y de vida, que cumplen funciones importantes para la comunidad y el éxito del desarrollo de los cultivos. Esto tiene que ver con aportar y pensar otras formas del manejo del suelo”, reflexionó el director del proyecto. 

UNLu - Sede Central Luján- Octubre de 2016
 

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