jueves, 17 de noviembre de 2016

CELULAS PARA INVESTIGAR ENFERMEDADES

ENSAYOS CON  LINEAS CELULARES 

La investigación de enfermedades se ha valido desde sus inicios de la experimentación en animales, para luego interpolarlos en los humanos. Estas prácticas, muchas veces cruentas para los animales de experimentación, han sido ampliamente criticadas por diversas organizaciones. 


La biotecnología nos provee de recursos que suplen esta metodología, con la manipulación de las líneas celulares. Esta opción resulta una excelente posibilidad para que salgan al mercado nuevos medicamentos en forma más rápida y segura. 

Clarisa Salado es bioquímica egresada de la Universidad Nacional de Tucumán y doctorada en España. Montó una empresa biotecnológica en ese país, donde se modifican genéticamente células. Su producción se orienta a enfermedades como el Parkinson y el Alzheimer. La firma, denominada InnoProt, está radicada en Bilbao; y es un desprendimiento de la Universidad del País Vasco. 

La doctora Salado explica: “Mediante el uso de células, mimetizamos enfermedades para que la industria farmacéutica las utilice y pueda descubrir nuevas terapias”

Los familiares de personas que sufren Parkinson, Alzheimer o cáncer sueñan cada día, con la renovada esperanza de que salga finalmente un nuevo fármaco que mejore la calidad de vida de sus seres queridos, calme sus dolores y, si es posible, los cure. 


La industria farmacéutica no avanza tan rápido como se espera. Es de vital importancia que los laboratorios farmacológicos cuenten con la mayor cantidad y calidad posible de suministros, que acorten y hagan eficientes los plazos que van desde el inicio de una investigación hasta la salida de un nuevo producto. 

El uso de líneas celulares se torna fundamental en muchas investigaciones científicas. Tienen el objetivo de mejorar la salud y conocer en profundidad el funcionamiento de los sistemas del cuerpo humano. 

Las líneas (o cultivos) celulares provienen de un cultivo primario y tienen las mismas características que el tejido de origen. Han demostrado posibilidades de ser subcultivadas in vitro por lo menos 70 veces indefinidamente. 

La llegada de un nuevo medicamento a las farmacias, puede implicar más de una década de pruebas. Tener a disposición un banco de células resulta de vital importancia para acortar ese plazo. 

InnoProt provee, además de estas células modificadas genéticamente, de otras extraídas directamente de órganos de animales y de biopsias humanas, y aporta células madre adultas. 


Son herramientas importantes para los laboratorios y las farmacéuticas, posibilitando que se aceleren las etapas de investigación, que llevan a que se lance al mercado un nuevo medicamento. 

En su paso por Tucumán, a fines de agosto pasado, la doctora Salado expresó: “InnoProt significa Innovación en Proteínas. Aunque se llame así, en realidad es una empresa que se dedica a desarrollar líneas celulares para la investigación farmacéutica. Mediante el uso de células, mimetizamos enfermedades para que la industria farmacéutica utilice estas células y pueda descubrir nuevas terapias”. 


Línea celular- Células HeLa,
obtenidas a partir de células de cáncer de útero
de Henriquetta Lacks, fallecida en 1951.
Aún se mantienen vivas
Células HeLa, teñidas
con anticuerpos de actina( verde),
vimentin (rojo) y DNA (azul)
“Tenemos dos tipos de células: las que denominamos “cultivos inmortalizados”, que son células que se modifican genéticamente para tratar de reproducir in vitro, a nivel celular, lo que pasaría, por ejemplo, en un enfermo con Alzheimer o con Parkinson”, agregó la bioquímica tucumana. 

“Además tenemos otro tipo de células, que llamamos “cultivos primarios”, que utilizamos sobre todo para temas de toxicologia, y que son cultivos que se extraen directamente de los órganos, ya sea de animales –como ratas, ratones o monos– o, en algunos casos, de biopsias de pacientes, con el debido consentimiento, por supuesto”, completó la científica. 

“Nos hemos especializado mucho en enfermedades neurodegenerativas –como el Alzhéimer y el Parkinson– y en cáncer. Pero también tenemos algunos modelos un poco más aislados, para cardiopatías, para enfermedades del Sistema Nervioso Central (SNC), que no son neurodegenerativas, como por ejemplo, infarto cerebral”, agregó Salado. 

“También tenemos una línea de células madre adultas, porque se tiene una gran expectativa de futuro en distintas áreas, para utilizar como terapia celular. Pensamos que pueden tener una gran aplicación en diversas enfermedades”, explica la investigadora. 

El proceso de desarrollo de un fármaco lleva como mínimo diez años. Con estas células modificadas se ahorra tiempo y dinero en las primeras fases, y ese período se acorta. Las patentes duran alrededor de veinte años, a la industria farmacéutica le interesallegar cuanto antes con el producto al mercado para poder disfrutar de la patente por mayor tiempo. 

La doctora Salado se inició trabajando en Microbiología de los Alimentos, que tiene poca relación con su ocupación en la actualidad. Sí se relaciona con la vocación por hacer investigación aplicable a la industria. 

“Mi mentor ha sido el doctor Guillermo Oliver (fallecido en 2013, fue el creador de la leche Bio, leche con agregado de cultivos probióticos desarrollada por el CERELA) y todo el mundo conoce su relación con la industria. Yo también quería hacer algo así. No lo hice en el ámbito de los alimentos, sino en el de la salud y en otro tipo de industria”, comenta Salado. 


“Desarrollamos células que, por ejemplo, se parecen a la neurona de una persona con Alzhéimer; entonces a esa neurona se le echa el futuro fármaco y de ese modo se puede observar cómo se comporta, si responde bien, si la enfermedad retrocede, etcétera. Siempre se tiene que empezar por algo pequeño, pero complejo y con mucha información, como la célula, que tiene que ver con lo que pasa en un organismo entero”, explica la investigadora


En nuestro país, “se hace buena investigación y muchos grupos están haciendo cosas interesantes. Tener acceso a cultivos celulares les sería muy útil para mejorar la investigación que hacen, para probar los resultados que tienen y luego eso podría transferirse mejor a la industria. Sería muy interesante que aquí pudiera haber una unidad o una plataforma de cultivos celulares, capaz de brindar esos servicios a los grupos de investigación de la Provincia”, finaliza la doctora Salado. 

En centros de investigación como la FIL (Fundación Instituto Leloir) y el Laboratorio de Oncología Molecular de la UNQ (Universidad Nacional de Quilmes), se utilizan líneas celulares desde hace más de una década, con fines de estudio.

Universidad Nacional de Tucumán- Octubre de 2016

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