jueves, 29 de diciembre de 2016

ALERTA CORAZON

FARMACOS EN LA MIRA 

Es común utilizar Ibuprofeno para calmar dolores y fiebre. 
En los últimos tiempos se ha propagado su uso en múltiples e indiscriminadas presentaciones y para cualquier caso que requiera analgesia. 

Se ha difundido también el uso de antiácidos para contrarrestar los efectos gástricos de los calmantes. 


En el último Congreso de la American Heart Association (AHA), realizado en Nueva Orleans, del 12 al 16 de noviembre de 2016, la sorpresa estuvo centrada en las noticias relacionadas a medicamentos más que a los avances cardiológicos. 

En el pintoresco entorno de la ciudad del jazz, en la ribera del río Mississippi, se congregaron  18.000 cardiólogos de todo el mundo. Tuvieron lugar múltiples sesiones e infinidad de presentaciones de abstracts.  

Las exposiciones mostraron que el Celecoxib es más seguro que el Naproxeno y el Ibuprofeno en términos cardiovasculares, pero que los antiácidos de la familia PPI (inhibidores de la bomba de protones, como el Omeprazol) parecen tener más efectos adversos de lo que se creía, y aumentan el riesgo de accidente cerebro vascular (ACV). 

El estudio PRECISION (Prospective Evaluation of Celecoxib Integrated Safety versus Ibuprofen or Naproxen) que lleva 10 años de trabajo, concluyó que el Celecoxib (en dosis de 200 mg diarios) no aumenta los efectos adversos cardiovasculares y es tan efectivo para los dolores articulares como algunos de los anti-inflamatorios más populares (Ibuprofeno y Naproxeno). 


IBUPROFENO
La noticia despertó grandes expectativas, pero algunos expertos advirtieron que el estudio tiene incongruencias. El 27% de los 24.000 pacientes estudiados abandonaron el ensayo clínico antes de su finalización, y más del 68% discontinuaron el tratamiento. Además, las dosis de ibuprofeno utilizadas fueron muy altas (entre 1.800 y 2.400 mg diarios) y acaso fueron las responsables de las anemias por sangrado intestinal y las hospitalizaciones por hipertensión arterial registradas durante el estudio. 

“Existen tantos problemas para la interpretación del PRECISION que no podemos tomar decisiones en la práctica clínica”, criticó el  cardiólogo Garret FitzGerald en  la revista científica Circulation

Después de miles de pacientes y más de una década de estudio, “no somos ahora más capaces de aconsejar a los millones de pacientes que sufren dolores artríticos crónicos sobre la eficacia y seguridad de los distintos tratamientos disponibles”, escribió el investigador de la Universidad de Pennsylvania. 

El cardiólogo argentino Mariano Giorgi coincide con la evaluación de FitzGerald. “El estudio tiene problemas de selección de pacientes”, dice el ex director del Consejo de Epidemiología y Prevención de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC). 

“Sabemos que los pacientes con osteoartritis son diferentes de los que tienen artritis reumatoidea, ya que éstos tienen un 50% más de riesgo cardiovascular que el resto. En este sentido, el estudio se hizo con una población heterogénea que no permite sacar conclusiones categóricas”, enfatiza Giorgi. 


NAPROXENO
Con respecto a los efectos del Naproxeno. “Estudios previos mostraban que tenía un efecto cardiovascular protector o, al menos, neutro”, recuerda el también profesor de Farmacología. 

“En todo caso, la Sociedad Europea de Cardiología recientemente elaboró un documento en el que analizó los anti-inflamatorios no esteroides (AINE)  y el riesgo cardiovascular. La recomendación clínica en pacientes con alto riesgo, o que ya hayan tenido un evento cardíaco, es utilizar paracetamol más opioides”, subraya Giorgi, 


En segundo lugar, aconsejan Naproxeno o Ibuprofeno en bajas dosis (1.200 mg/dia). En último término, se indican Diclofenac y otros  AINE para combatir el dolor articular. 

Durante el citado Congreso de la AHA se presentó un estudio epidemiológico dinamarqués que mostró un 21% de aumento del ACV  isquémico en quienes tomaban alguno de cuatro fármacos antiácidos (Omeprazol, Pantoprazol, Lansoprazol, Esomeprazole) en dosis altas. 

Estos medicamentos inhiben la producción de ácido en el estómago y el reflujo hacia el esófago, y son de venta libre en la Argentina en dosis bajas (10 ó 20 mg) y por un período breve de uso (14 días). 

En  dosis diarias de 80 mg de Pantoprazole se registraron un 94% más de riesgo de ACV que los que no tomaban nada. 

En cuanto al Omeprazole, 40 mg diarios aumentaron el riesgo un 40%. 

“Los PPI se han asociado con alteraciones en los vasos sanguíneos, ataques cardíacos, enfermedad renal y demencia”, señaló Thomas Sehested, investigador de la Fundación Danesa del Corazón y principal autor del estudio. 


“En un momento se pensaba que no tenían mayores efectos adversos, pero nuestro estudio cuestiona la seguridad cardiovascular de estas drogas”, aclaró el cardiólogo del Hospital Universitario de Copenhagen, quien además recomendó cautela en el uso de PPI en pacientes con riesgo cardiovascular, y especialmente en los ancianos. 

Giorgi, indica que todavía ningún estudio hizo necesario cambiar los prospectos de estos medicamentos en Estados Unidos ni en Europa. “Sabemos que los PPI se asocian a muchos efectos adversos, pero deben utilizarse como están indicados”, subrayó el cardiólogo de la SAC. 

De cualquier manera, el uso indiscriminado, sin indicación o control médico de analgésicos,  puede llevar a situaciones irreversibles que atentan contra nuestra salud y calidad de vida. 

Todos los medicamentos tienen alguna acción secundaria o colateral. Por ahora y hasta tanto no se encuentren pruebas que corroboren o desdigan los posibles efectos, lo recomendable es no ingerirlos por nuestra cuenta. 

Cuidar de nuestro cuerpo es una tarea delicada. 
Tenemos sólo uno y debe durarnos toda la vida. 

Alejandra Folgarait- SAC- Noviembre 2016

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