FARMACOS EN LA MIRA Es común utilizar Ibuprofeno
para calmar dolores y fiebre. En los últimos tiempos se ha propagado su uso en
múltiples e indiscriminadas presentaciones y para cualquier caso que requiera
analgesia. Se ha difundido también el uso de antiácidos para contrarrestar los
efectos gástricos de los calmantes. En el último Congreso de la American Heart
Association (AHA), realizado en Nueva Orleans, del 12 al
16 de noviembre de 2016, la sorpresa estuvo centrada en las noticias relacionadas a
medicamentos más que a los avances cardiológicos. En el pintoresco entorno de la ciudad del jazz, en la ribera del río
Mississippi, se congregaron 18.000
cardiólogos de todo el mundo. Tuvieron lugar múltiples sesiones e infinidad de
presentaciones deabstracts.
Las exposiciones mostraron que el Celecoxib es
más seguro que el Naproxeno y el Ibuprofeno en términos cardiovasculares, pero
que los antiácidos de la familia PPI (inhibidores de la bomba de protones, como
el Omeprazol) parecen tener más efectos adversos de lo que se creía, y aumentan
el riesgo de accidente cerebro vascular (ACV). El estudio PRECISION (Prospective Evaluation of
Celecoxib Integrated Safety versus Ibuprofen or Naproxen) que lleva 10 años de trabajo, concluyó que el Celecoxib (en dosis de
200 mg diarios) no aumenta los efectos adversos cardiovasculares y es tan
efectivo para los dolores articulares como algunos de los anti-inflamatorios
más populares (Ibuprofeno y Naproxeno).
IBUPROFENO
La noticia despertó grandes
expectativas, pero algunos expertos advirtieron que el estudio tiene incongruencias.
El 27% de los 24.000 pacientes estudiados abandonaron el ensayo clínico antes
de su finalización, y más del 68% discontinuaron el tratamiento. Además, las
dosis de ibuprofeno utilizadas fueron muy altas (entre 1.800 y 2.400 mg
diarios) y acaso fueron las responsables de las anemias por sangrado intestinal
y las hospitalizaciones por hipertensión arterial registradas durante el
estudio. “Existen tantos problemas para
la interpretación del PRECISION que no podemos tomar decisiones en la práctica
clínica”, criticó el cardiólogo Garret FitzGerald en la revista científica Circulation. Después de miles de
pacientes y más de una década de estudio, “no
somos ahora más capaces de aconsejar a los millones de pacientes que sufren
dolores artríticos crónicos sobre la eficacia y seguridad de los distintos
tratamientos disponibles”, escribió el investigador de la Universidad de
Pennsylvania. El cardiólogo argentino Mariano Giorgi coincide con la evaluación
de FitzGerald. “El estudio tiene
problemas de selección de pacientes”, dice el ex director del Consejo de
Epidemiología y Prevención de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC). “Sabemos que los pacientes con osteoartritis
son diferentes de los que tienen artritis reumatoidea, ya que éstos tienen un
50% más de riesgo cardiovascular que el resto. En este sentido, el estudio se
hizo con una población heterogénea que no permite sacar conclusiones
categóricas”, enfatiza Giorgi.
NAPROXENO
Con respecto a los efectos del Naproxeno. “Estudios previos mostraban que tenía un
efecto cardiovascular protector o, al menos, neutro”, recuerda el también
profesor de Farmacología. “En todo caso,
la Sociedad Europea de Cardiología recientemente elaboró un documento en el que analizó los anti-inflamatorios no esteroides (AINE) y el riesgo cardiovascular. La recomendación
clínica en pacientes con alto riesgo, o que ya hayan tenido un evento cardíaco,
es utilizar paracetamol más opioides”, subraya Giorgi,
En segundo lugar,
aconsejan Naproxeno o Ibuprofeno en bajas dosis (1.200 mg/dia). En último
término, se indican Diclofenac y otros AINE
para combatir el dolor articular. Durante el citado Congreso de la AHA se
presentó un estudio epidemiológico dinamarqués que mostró un
21% de aumento del ACV isquémico en
quienes tomaban alguno de cuatro fármacos antiácidos (Omeprazol, Pantoprazol,
Lansoprazol, Esomeprazole) en dosis altas. Estos medicamentos inhiben la
producción de ácido en el estómago y el reflujo hacia el esófago, y son de
venta libre en la Argentina en dosis bajas (10 ó 20 mg) y por un período breve
de uso (14 días). En dosis diarias de 80
mg de Pantoprazole se registraron un 94% más de riesgo de ACV que los que no
tomaban nada. En cuanto al Omeprazole, 40 mg diarios aumentaron el riesgo un
40%. “Los PPI se han asociado con
alteraciones en los vasos sanguíneos, ataques cardíacos, enfermedad renal y
demencia”, señaló Thomas Sehested, investigador de la Fundación Danesa del
Corazón y principal autor del estudio.
“En
un momento se pensaba que no tenían mayores efectos adversos, pero nuestro
estudio cuestiona la seguridad cardiovascular de estas drogas”, aclaró el
cardiólogo del Hospital Universitario de Copenhagen, quien además recomendó
cautela en el uso de PPI en pacientes con riesgo cardiovascular, y
especialmente en los ancianos. Giorgi, indica que todavía ningún estudio hizo
necesario cambiar los prospectos de estos medicamentos en Estados Unidos ni en
Europa. “Sabemos que los PPI se asocian a
muchos efectos adversos, pero deben utilizarse como están indicados”,
subrayó el cardiólogo de la SAC. De cualquier manera, el uso indiscriminado,
sin indicación o control médico de analgésicos, puede llevar a situaciones irreversibles que
atentan contra nuestra salud y calidad de vida.
Todos los medicamentos tienen
alguna acción secundaria o colateral. Por ahora y hasta tanto no se encuentren
pruebas que corroboren o desdigan los posibles efectos, lo recomendable es no
ingerirlos por nuestra cuenta. Cuidar de nuestro cuerpo es una tarea delicada. Tenemos
sólo uno y debe durarnos toda la vida. Alejandra Folgarait- SAC- Noviembre
2016
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