jueves, 13 de agosto de 2015

PSICOLOGIA

Y LOS SUEÑOS, SUEÑOS SON. 

Estar de buen humor…, con buen funcionamiento cognitivo…, eficientes en el momento de resolver situaciones problemáticas…, activos y con ganas de hacer cosas nuevas, puede lograrse sólo dándonos un tiempo para el descanso y dormir bien durante la noche. 


En la Universidad Adventista del Plata, las docentes Silvia Fontana, Waldina Raimondi y María Laura Rizzo estudiaron los vínculos entre el sueño y la atención en estudiantes universitarios.  


Explican que el  sueño es un estado donde la conciencia decae -pero es reversible, periódico y natural-, y abarca a todos los órganos y sistemas del organismo. Es un proceso que engloba estados diferentes denominados sueño lento y sueño MOR (movimientos oculares rápidos) cuya función es reponer las energías y fijar la memoria, entre otras. 



La magister Fontana explica : “La calidad de sueño es la percepción que tiene una persona sobre su proceso de dormir, el cual depende de la cantidad de horas. O sea, es la evaluación que una persona hace acerca de si duerme bien de noche y el funcionamiento durante sus actividades diurnas. Las alteraciones del sueño son las que impiden a la persona tener un proceso de sueño reparador. Se pueden nombrar las más conocidas como el insomnio (no poder dormirse o despertar durante la noche y no poder volver a conciliar el sueño), las parasomnias (sonambulismo, síndrome de piernas inquietas, hablar dormido), apneas (por ejemplo, los ronquidos)”. 

Para conocer el nivel de atención de una persona, los neuropsicólogos han desarrollado pruebas objetivas para poder medir sus diferentes componentes. 

 “Estamos constantemente invadidos por estímulos, sin embargo, no prestamos atención a todos. La atención es un proceso mediante el cual una persona puede seleccionar entre los múltiples estímulos sensoriales, la información útil y necesaria para hacer cualquier tarea de la vida de manera eficaz (estudiar, trabajar, hacer un deporte) y suprimir aquellos estímulos que no son significativos. Una persona reconoce el nivel de atención cuando es consciente de que ha podido estar focalizada y sin distraerse al realizar una tarea”, aclara la investigadora. 

En base a los estudios realizados, indican que la privación parcial de sueño y/o la mala calidad de sueño, influye en la vida de los estudiantes.  El hecho de no tener una buena calidad de sueño se relaciona con padecer somnolencia diurna (excesivo sueño durante el día), afecta el rendimiento en actividades motoras y cognitivas (prestar atención en una clase, resolver problemas, estudiar, rendir un examen), sobre el humor (produciendo irritabilidad, impaciencia, ansiedad, depresión) sobre el metabolismo,  el funcionamiento hormonal (se relaciona con la obesidad y el síndrome metabólico) e inmunológico (mayor tendencia a padecer enfermedades). 

Se ha observado que una mala calidad de sueño, se relaciona con un mal rendimiento académico (puesto que afecta la atención y la memoria). 


Dice Silvia Fontana: “Padecer somnolencia diurna,  es un componente significativo de la calidad de sueño, afecta el funcionamiento psicosocial del individuo de la misma manera que lo hace el consumo de alcohol: una persona que no ha dormido bien tiene afectada su capacidad cognitiva de atención de la misma manera que una persona que ha tomado alcohol. Por ellos nos preguntamos: ¿es lógico para un estudiante universitario antes de estudiar o rendir un examen tome alcohol? Entonces ¿por qué no dormir bien?” 




En la sociedad en que vivimos  se ha disminuido en 2 horas el promedio del sueño, en estos últimos 40 años.     Para mejorar la calidad de sueño, primero debemos conocer su importancia en nuestra vida cotidiana. Se considera muchas veces que dormir es perder el tiempo, pero esto no es así. 



Es fundamental trabajar sobre los hábitos de higiene del sueño. El primero es mantener un ritmo regular de horarios para dormir y levantarse. Limitar el uso de computadoras, celulares y televisión, en especial a la hora de irnos a dormir, ya  que esto no favorece el inicio del sueño. Mejorar hábitos alimenticios (no comer excesivamente en la cena, por ejemplo) y realizar actividad física regular durante las horas del día. Una recomendación importante es mantener una buena organización del tiempo de estudios y de recreación. 



Univ.Adventista del Plata- Rev.Argentina Investiga –Mayo-2015

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