jueves, 31 de marzo de 2016

POLITICA ENERGETICA

EN BUSCA DE ENERGIAS SUSTENTABLES 


Es innegable que todo se mueve, desarrolla y funciona gracias a la energía. 

Desde el principio de los tiempos los seres vivos luchan por conseguir la energía que mueve sus vidas. 

En la Universidad Nacional del Sur,  (UNS), la doctora Carina Guzowski, especialista en economía de la energía, estudia el rol de las universidades en la generación de conocimientos que permitan formular políticas energéticas de largo plazo. 


“Si bien Argentina cuenta con un elevado potencial para el desarrollo de fuentes renovables de energía, no ha logrado avanzar hacia un aumento en la capacidad instalada de generación”, señala la doctora Guzowski. 

“Para formular la política energética de un país es necesario concebir al sistema energético como un sistema abierto que genera impactos socioeconómicos y ambientales, y también se encuentra altamente expuesto a los cambios que se suceden en los contextos institucionales y políticos”agrega Guzowski. 

La investigadora de la UNS, que también pertenece al Conicet y al Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales del Sur, reseña que “las políticas energéticas en Argentina han variado en forma significativa en las últimas cinco décadas, en el marco de cambios respecto de la concepción del modelo de Estado". 


Y explica: "Sin embargo, cuando se estudia la evolución energética se ve que en todos los períodos se propulsó la inserción del gas en los usos residenciales, industriales y de generación eléctrica, principalmente por ser una fuente energética segura y de menores impactos ambientales respecto de otros combustibles fósiles".

Expresa además que "esta política no estuvo acompañada en los últimos 20 años por el diseño de medidas eficaces para expandir las reservas de gas y lograr que sean suficientes para sostener una demanda creciente”. 

“En los noventa el sector energético en Argentina estuvo dominado por decisiones tomadas en forma exclusiva por el mercado. Sin embargo, a partir de 2002, se evolucionó hacia una mayor intervención del Estado en la planificación y gestión de los recursos energéticos”, agrega la investigadora

Añade que “esto no ha resuelto los problemas del sector porque esa solución se encuentra íntimamente relacionada con las características que presentan las cadenas productivas en Argentina, muy vinculadas entre sí (cadena productiva eléctrica imbricada con la del gas y la de los hidrocarburos) y a problemas institucionales sistémicos de difícil resolución en el corto plazo, ya que implica la discusión de nuevos marcos regulatorios e institucionales”. 

Algunas condiciones del entorno se han mantenido a lo largo de los períodos analizados, lo cual dificulta el éxito de las políticas energéticas: debilidad y fragmentación institucional, quiebre en las condiciones contractuales, falta de acceso al crédito o falta de estabilidad en los marcos regulatorios. 


“En la actualidad, Argentina tiene una matriz energética fuertemente sostenida por los hidrocarburos (88%), y una importante dependencia del abastecimiento de gas importado que se ha sostenido con una política de subsidios focalizada en el sector transporte y el sector energético”, aclara la especialista. 

“Es el resultado de una política energética que impulsó la penetración del gas en la oferta primaria de energía y que ha conducido a que el 60% de la capacidad instalada de generación eléctrica provenga del equipamiento térmico que quema en su mayoría gas”, indica la economista. 

Esta situación tiene implicancias sobre el desarrollo económico y hace necesario replantear la situación actual, la estructura del sector y realizar un diagnóstico y cuantificación de las posibles consecuencias. 

Requiere estudiar la importancia de los sistemas energéticos en las estrategias de desarrollo nacionales y los elementos principales que afectan dichos sistemas. Además, es necesaria la comprensión de los factores determinantes de las políticas energéticas. 

Desde su enfoque, “un sistema energético se encuentra conformado por cadenas energéticas altamente vinculadas entre sí, donde el impacto de una determinada política sobre una cadena genera repercusiones inmediatas sobre otros eslabones de la misma cadena y sobre otras cadenas productivas energéticas. Desde esta perspectiva quien elabora y ejecuta la política debería tener en cuenta entonces esta interdependencia intrínseca, característica distintiva del sector”. 

El mundo se encuentra iniciando una transición energética en la cual el cambio climático aparece como un factor diferencial, y se suma a los factores tecnológicos y de precios presentes en otras transiciones energéticas. 

Esto impulsa el desarrollo de las fuentes nuevas y renovables de energía (FNRE), que requieren de un gran apoyo de los Estados. Según dice Guzowski, éstas deben ser diseñadas en el marco de políticas energéticas globales que las enmarquen y que tengan en cuenta las condiciones específicas del entorno. 


“Concretamente, las fuentes renovables de energía vinculan a las políticas de eficiencia energética y si bien Argentina cuenta con un elevado potencial para su desarrollo, no ha logrado avanzar hacia un aumento en la capacidad instalada de generación”, agrega. 

Sostiene que “las políticas de promoción de renovables han tenido problemas de diseño y contextos no propicios. Los instrumentos puestos en funcionamiento para promocionarlas no lograron superar las barreras, y las condiciones del entorno no fueron favorables. Así, quedaron emplazadas en la generación distribuida para los mercados dispersos o aislados, donde también existen problemas de implementación. Puede decirse entonces que existen los instrumentos de promoción pero lo que falló es la ejecución. 
Por otro lado, se observa falta de sinergia entre la política energética y la política ambiental en el contexto de las políticas de mitigación de cambio climático”. 

Por todo esto, “la elaboración y discusión de la política energética es fundamental para encontrar el camino hacia la elaboración de estrategias que promuevan el desarrollo integral del sector, teniendo en cuenta que la política sectorial forma parte de otra política más general y transversal a todos los sectores. 
Sin embargo, el establecimiento de la política energética es una condición necesaria pero no suficiente para el desarrollo del sector. Se considera que debería darse como condición necesaria la estabilidad institucional y de los marcos regulatorios”, analiza la economista. 


En conclusión, Guzowski detalla que “la formulación de la política energética en Argentina debería insertarse en una política de desarrollo nacional de largo plazo, en la que deberán responderse dos cuestiones clave: ¿energía para quién?, y ¿energía para qué? 

Para la resolución de estos dos interrogantes deberían impulsarse acciones interdisciplinarias orientadas a generar, vincular y transferir los conocimientos desde la universidad hacia el plano público- privado de manera de lograr un impacto significativo en los sectores sociales y productivos que se encuentren relacionados con el consumo, la producción, la distribución y la transmisión de energía y hacia quienes tienen la tarea de elaborar las políticas energéticas nacionales”. 

UN del Sur-Enero 2016

jueves, 24 de marzo de 2016

MICOTOXINAS

QUE BASURITA!!!

Los desechos de la industria frutícola pueden servir para controlar toxinas de hongos perjudiciales a los humanos. 

En la Universidad Nacional de Buenos Aires, (UBA), investigadores encabezados por Silvia Resnik, del Departamento de Industrias – Departamento de Química Orgánica, de Exactas, estudian agentes detoxificantes que se encuentran en desechos frutícolas. 

Los aceites esenciales flavonoides que hallamos en esos residuos, pueden ejercer una excelente acción contra las micotoxinas. 


Cuando se realiza la obtención de jugos frutales, aproximadamente el 50% del peso de la materia prima inicial no queda en el jugo y se generan en el país casi 1500 toneladas de residuos por año. 

Al descartarlos en rellenos sanitarios se contribuye a la contaminación ambiental. Pero, además, se desperdicia una fuente importante de sustancias bioactivas. Entre ellas se encuentran los aceites esenciales flavonoides que controlan la contaminación por microorganismos y la acumulación de micotoxinas. 
aflatoxina de aspergillus flavus

Las micotoxinas son un grupo de sustancias químicas que contaminan frecuentemente a los alimentos. Producen alteraciones de sabor y calidad. Esto provoca que sean inadecuados para el consumo humano. 

Pueden invadir de manera natural  leche en polvo, té, yerba mate, maníes, maíz, semillas de algodón, almendras, nueces,  especias, etc. (todos con escasa cantidad de agua, es decir, baja actividad acuosa). 

Se producen  cuando esos alimentos son colonizados por hongos toxigénicos. 

Causan gravísimas lesiones en diferentes órganos. Atacan al hígado, a los riñones, al sistema inmunológico, a las mucosas, a las glándulas mamarias, al sistema vascular periférico, etc. 
aflatoxinas B1 en granos 



"Las micotoxinas son contaminantes naturales de una gran variedad de materias primas y alimentos destinados al consumo humano y animal. Son compuestos químicos que se encuentran en los alimentos como consecuencia de la colonización de hongos toxicogénicos. Cuando las condiciones del medio ambiente son favorables, son capaces de producir metabolitos secundarios denominados micotoxinas. Por lo tanto, la presencia de micotoxinas depende de tres factores: hongo-matriz-medio ambiente”, explica Resnik. 


Para prevenir la presencia de micotoxinas y otras sustancias tóxicas en alimentos, como por ejemplo melanina en leche, fungicidas e hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAHs por su sigla en inglés) en leche, té y yerba mate, entre otros, se debe conocer, por un lado la exposición, es decir, la ocurrencia y la cantidad de ingesta de cada toxina para poder priorizar los estudios y, por otra parte, estudiar los factores que puedan impedir o minimizar la contaminación. 


“La exposición está relacionada con la ocurrencia y la ingesta de cada tóxico. Para estimar la ocurrencia se debe contar con metodologías adecuadas y planes de muestreo que permitan minimizar el error en la determinación, con costos permisibles”, explica la investigadora. 

“Uno de nuestros objetivos ha sido desarrollar o adaptar metodologías para cada matriz alimentaria estudiada”, agrega Silvia Resnik. 

Las materias primas y alimentos que se exportan deben cumplir con requisitos impuestos por los países importadores que indican los niveles máximos permitidos de estos tóxicos o, directamente, la exigencia de ausencia de ellos. 

Por supuesto, también es importante que nuestra población reciba alimentos saludables. 
Aflatoxinas en maíz

“Hemos trabajado, por pedido de investigadores del INTA Pergamino, en el análisis de la digestibilidad de cereales y leguminosas en cuanto a aminoácidos, para sostener exportaciones a China y mejorar la producción porcina nacional. También hemos generado información sobre el efecto de los factores meteorológicos que influyen sobre las concentraciones de aminoácidos y sus relaciones para el desarrollo de productos de calidad diferenciada de soja. La provincia de Buenos Aires tiene una importancia preponderante en la producción de cereales y oleaginosas en el país y todas las investigaciones que tiendan a mejorar y preservar estas fuentes de ingreso y trabajo se consideran de sumo interés para la Provincia desde el punto de vista de la formulación de estas investigaciones”, afirma Resnik. 


aflatoxinas en maní
Actualmente, el equipo de investigadores – que trabaja en estrecha colaboración con el grupo de la Fundación Teresa Benedicta de la Cruz que dirige Ana Pacin-, se encuentra estudiando el efecto de agregados de sustancias en la producción primaria y su relación con la contaminación por toxinas. 

Además, procuran encontrar aditivos naturales para controlar la acumulación de estas toxinas y, si fuera posible, impedir el desarrollo de hongos contaminantes. Por eso, vale la pena resaltar la importancia de los aceites esenciales y flavonoides en el control de la contaminación por microorganismos y micotoxinas en los alimentos. 

Los flavonoides son metabolitos secundarios de las plantas y cumplen funciones importantes para ellas, como por ejemplo, la resistencia a la fotooxidación, la atracción de animales polinizadores y, posiblemente, la defensa ante depredadores. 


Sin embargo, su actividad biológica también puede actuar sobre el hombre que consume los vegetales, como antioxidantes, y sobre microorganismos contaminantes, por ejemplo, como antimicrobianos. 

“Existe una tendencia hacia la reducción de conservantes y antimicrobianos sintéticos y su reemplazo por aditivos naturales. Esto se debe a preferencias de los consumidores o a la generación de cepas de microorganismos resistentes a los antimicrobianos tradicionalmente usados”, sostiene Resnik.  


“Hemos comprobado la disminución de la acumulación de micotoxinas (deoxinivalenol, fumonisinas, patulina y aflatoxinas) con varios flavanonas y sus mezclas que resultaron muy efectivas para inhibir completamente la producción de éstas. La evaluación de su uso debe realizarse para cada alimento en particular y las superficies de respuesta han mostrado ser una herramienta útil para la optimización de las concentraciones para cada alimento. Cuando un contaminante es importante para la población o cuando tiene importancia para la exportación se evalúan distintos caminos para reducir la contaminación o prevenirla”, concluye la investigadora.

P. Olivella-NEXCIENCIA-UBA- feb. 2016 




jueves, 17 de marzo de 2016

MALEZAS RESISTENTES

CONTRA  LA  YERBA  MALA… “OBSERVATORIO” Y DRONES! 


El control constante de malezas resistentes debe ser un procedimiento de rutina. 
Para ello, el diagnóstico,  monitoreo y aplicación de herbicidas se torna imprescindible. 

Desarrollar tecnologías eficientes evita la manifestación del problema. 

Por un lado, la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) firmó un convenio con la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (CASAFE) que apunta a crear un observatorio de resistencia a herbicidas, con el acompañamiento de otras instituciones del sector agroindustrial. 

El acuerdo fue rubricado por Nicolás Szentiványi, subsecretario de Vinculación y Transferencia de Tecnología de la FAUBA, y Federico Landgraf, director ejecutivo de CASAFE, durante Expoagro. 

La iniciativa también comprende nuevas líneas de investigación para el desarrollo de tecnologías eficientes de diagnóstico y el análisis de malezas resistentes. 


Julio Scursoni, quien coordinará el Observatorio junto con Martín Vila Aiub (ambos docentes e investigadores de las cátedras de Producción Vegetal y de Ecología de la FAUBA, respectivamente), se refirió a la problemática de las malezas en la agricultura extensiva y, en especial, al diagnóstico de especies resistentes a herbicidas. “Es necesario tener presente que no es posible diagnosticar resistencia en base a la observación de niveles de control de malezas a campo”, advirtió. 

Frecuentemente, la resistencia está presente en una fracción baja de la población del cultivo y el control por el herbicida puede parecer aceptable. “No obstante, escapes por diversos factores, como déficit de aplicación o aspectos fenológicos, pueden reducir el efecto herbicida. Por eso es necesario comprobar, mediante estudios específicos, la existencia de individuos resistentes a partir de la creación de un observatorio de resistencia a herbicidas”, indicó el investigador. 


“Uno de nuestros objetivos es que la FAUBA sea un actor clave y de referencia para el diagnóstico de resistencia, asociada a otras instituciones involucradas en su identificación en la actualidad. Que el diagnóstico de resistencia sea un procedimiento de rutina y monitoreo constante y no sólo una búsqueda cuando el problema (la resistencia) ya está presente”, señaló el coordinador. 

Además, Scursoni indicó que el objetivo es “realizar el diagnóstico preciso de casos de especies de malezas sospechosas de resistencia a herbicidas, mediante estudios técnico-científicos estandarizados, y promover la interacción entre los diferentes sectores académicos, productivos, regulatorios y comerciales”. 


“El proyecto del observatorio de malezas apunta a corroborar la presencia de fenotipos resistentes a un herbicida particular en una especie en particular, identificar su presencia geográfica, testear la existencia de resistencia cruzada y múltiple y proveer del servicio de asesoramiento sobre el manejo agronómico del caso de resistencia puntual”, concluyó. 

Por otro lado, para optimizar el control de malezas, se trabaja en diferentes lugares del país. 

En enero fue presentado el proyecto de construcción de prototipos, desarrollados por la Dirección de Servicios a Terceros de la Secretaría de Extensión Universitaria UTN. El Ing. Daniel Sanguinetti dirige el Grupo de Estudio y Desarrollo de Tecnologías de Información Geográfica (GEDTIG). 

Estuvieron presentes el Gobernador del Chaco, Ing. Oscar Domingo Peppo, la Decana de la FRRe – UTN, Mg. Ing. Liliana Cuenca Pletsch, además de otras autoridades del Ministerio de Planificación, Ambiente e Innovación Tecnológica, y autoridades académicas.


Se trata de un vehículo aéreo no tripulado, (dron), preparado para la pulverización selectiva de pequeñas áreas de cultivo y desarrollado para evitar la contaminación de cursos de agua o monte nativo con agrotóxicos. 
Tiene como objetivo promover la protección de la salud de los pobladores próximos a las áreas a fumigar, de los recursos naturales y cursos de agua. Además es una herramienta que mejora la rentabilidad de las explotaciones agrícolas, al circunscribir el uso de agroquímicos sólo a las superficies de los campos que así lo requieran, con la especificidad exacta. 
Los problemas sanitarios observados en la población, ocasionados por la deriva de productos químicos de las aplicaciones aéreas desde los predios con sembradíos, a los domicilios particulares de familias en distintas localidades, hace indispensable tomar medidas precautorias. 
En muchos casos no existen zonas bien delimitadas entre el predio rural en producción y el domicilio de los ciudadanos, la aplicación terrestre, dentro de la línea agronómica se realiza en la mayoría de los casos, sin cuidado de las normas de seguridad establecidas para la protección de la salud del pulverizador (mamelucos, guantes, máscaras, horarios adecuados de aplicación, etc.). 
En fumigaciones aéreas o terrestres, se constata que la actividad se realice de manera uniforme y plena, y la aplicación en todo el predio versus la aplicación sectorizada, ocasiona mayores costos. 
Las aplicaciones aéreas tienen restricciones técnicas, debido a que el avión pierde efectividad en los bordes de los predios, más aún, si estos cuentan con cortinas forestales u otro obstáculo que le impida acercarse hasta el límite del campo. 
El proyecto para esta versión de vehículo aéreo no tripulado (VANT), ha sido realizada a pedido de Juan Carlos Genero y de Luciana Genero, empresarios de la ciudad de Presidencia Roque Sáenz Peña, quienes han suscripto en septiembre de 2015, el Convenio Específico de Colaboración con la Decana de la FRRe – UTN, Ing. Liliana Cuenca Pletsch. 
Es de subrayar el apoyo del sector privado en el desarrollo tecnológico, buscando satisfacer con estas herramientas, las necesidades del sector productivo agrícola, especialmente en referencia a los drones. 
Se han desarrollado cuatro prototipos diferentes (Cirrus Rural, Cirrus Urbano, Alas I y Alas II) adaptados para distintas aplicaciones, los más grandes propulsados con motor a explosión y los más pequeños, con motores eléctricos. 
UBA- ago 2015-  UTN Resistencia- Chaco- ene2016

jueves, 10 de marzo de 2016

ROBOTICA SUBACUATICA

EN EL FONDO DEL MAR


Sondear las profundidades marinas…, descubrir sus secretos…, hallar datos inexistentes… y encontrar la respuesta a las necesidades energéticas del país…, serán ahora posibles. 


Investigadores de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN), trabajan en un submarino que permitirá aportar conocimientos sobre la plataforma marina argentina. 


El “pez robot” navegará por la plataforma continental, incluyendo las Islas Malvinas, respondiendo a incógnitas hoy desconocidas precisamente por ausencia de esa tecnología. 

En la Facultad de Ingeniería de Olavarría (FIO), investigadores y becarios del Instituto de Investigación Tecnológica en Electricidad y Mecatrónica (INTELYMEC) de FIO- UNICEN, desarrollan la última versión de su invento, el dispositivo submarino “ICTIOBOT”, por pedido de Y-Tec,  (empresa conformada por YPF  y el Conicet), para explorar la plataforma continental argentina. 


“Se trata de un vehículo autónomo submarino al que podrán adosarse instrumentos como videocámaras, sonares y detectores magnéticos”, señaló  el Dr. Gerardo Acosta, director del INTELYMEC. 

El ICTIOBOT, fue galardonado en el 2012 con el primer puesto del Concurso Nacional "Innovar 2012" en la categoría de Robótica. 


A diferencia de la versión anterior, el nuevo robot deberá ser capaz de sumergirse a una profundidad de mil metros y eso, aclara Acosta, “requiere de una tecnología, desde el punto de vista mecánico, muy desarrollada”. 

El director del Departamento de Ingeniería Electromecánica, Ing. Roberto De la Vega, comentó junto al decano de la FIO, Ing. Marcelo Spina: “Para nosotros es un orgullo muy importante haber recibido esta contratación directa, en función que demostramos que no somos pertinentes solamente en formación de recursos humanos, comprometidos con la extensión universitaria, con los aspectos sociales que tiene la universidad en su conjunto sino también en investigación científica y tecnológica”, y además, “Esta construcción va derramando en forma permanente su desarrollo a nivel nacional, y este es un ejemplo concreto”. 

El “ICTIOBOT” podrá navegar en forma autónoma, y también podrá ser controlado y provisto de energía desde la superficie. Acosta explicó que ese fue un requisito que puso la empresa petrolera estatal. El convenio destaca la calidad académica de la Universidad, desde la Facultad de Ingeniería y la  ciudad de Olavarría como uno de los pocos centros con la capacidad de desarrollar tecnología de exploración acuática. 


Son muy pocas las empresas internacionales que se dedican a la fabricación de robótica submarina, y los elevados costos no se comparan a estimular el desarrollo de tecnología de punta en el ámbito de la universidad pública. 

“La apuesta de YPF es apoyar el desarrollo que se viene haciendo de esta tecnología en el país”, resaltó Acosta, y remarcó que “el vehículo va a tener una posibilidad de navegación en forma autónoma. Será autónomo en cuanto a energía y en cuanto a toma de decisiones, prácticamente sin intervención humana, y a la vez, podrá ser operado desde la superficie”, agregó. 

Llevará baterías para unas seis horas de funcionamiento, por lo que “no necesitará cordón umbilical, pero podrá usarlo para ciertas situaciones”, explicó el director del Intelymec. “Para el uso de una cámara, por ejemplo, se necesita iluminación, y eso requiere de mucha energía, por lo que en esos casos es más conveniente la conexión por cable con la superficie”, añadió Acosta. 

Las primeras pruebas se harán en canteras de la zona, luego en el puerto de Quequén y para mayores profundidades, en Mar del Plata, con la colaboración del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (Inidep). 


“Con este tipo de proyectos se genera un clima de trabajo con un equipo que participa concretamente en ellos, lo que resulta completamente relevante para su formación integral, porque acá interviene la ingeniería electromecánica, civil, etc. Tener estos proyectos es fundamental para la formación de nuestros estudiantes”, sostuvo Roberto de la Vega


Gerardo Acosta(izq),Roberto de la Vega (der) y colaboradores
El Ingeniero y doctor en Informática Gerardo Acosta, destacó que partiendo del prototipo ICTIOBOT anterior,  habrá “muchos cambios. Es como si empezáramos de cero en muchos aspectos, y por eso mismo se estima que su ejecución llevará al menos un año”, adelantó. Entre las diferencias fundamentales, se encuentra la profundidad que deberá soportar el submarino solicitado por Y-TEC. “Requiere una tecnología del punto de vista mecánico muy desarrollada. Todo lo que hace a los compartimientos, propulsores y a los conectores que tienen que funcionar a esa profundidad, son desarrollos tecnológicos que requieren de mucho estudio previo”, explicó. 



Equipo de la FIO
“En el grupo de investigación estamos centrados en el desarrollo de soportes electrónicos y todo lo que tiene que ver con la programación, lo que es la algorítmica para que el robot se comporte en forma autónoma, respecto a las tomas de decisiones frente a situaciones imprevistas”, indicó Acosta

“Nos alegra ver que este ambiente de enseñanza, relación, investigaciones y desarrollo puede ser volcado en algo que requiere una empresa de la sociedad. Uno se siente doblemente gratificado. La tarea de formar gente, la investigación, se ve perfeccionado en el momento que se hace una transferencia importante de este tipo”, expresó el especialista

“La UNICEN no sólo forma recursos humanos en la región, sino que colabora con el desarrollo nacional y eso es muy importante para una universidad de gestión pública”, subrayó Spina. 


La plataforma continental argentina tiene una profundidad promedio de 250 metros y se extiende a lo largo de 2.300 kilómetros desde el Río de la Plata hasta el sur de Tierra del Fuego, con un ancho promedio de 440 kilómetros; comprende un millón de kilómetros cuadrados, incluido el entorno de las Islas Malvinas. 


El acuático es un ambiente muy hostil, con perturbaciones que obligan al vehículo a prever situaciones inesperadas, de ahí el hincapié en la toma de decisiones autónoma. Y desde el punto de vista mecánico, todo material es atacado por la corrosión e incrustaciones del ámbito marino, lo que requiere un cuidado integral. 


Es justamente aquí, en la plataforma continental y bajo jurisdicción nacional, donde muchos estiman que se halla la respuesta a las necesidades energéticas del país. 

UNICEN-FIO- Noviembre de 2015


jueves, 3 de marzo de 2016

EXCLUSION SOCIAL

NO SOLO DE PAN VIVE EL HOMBRE 

América latina es la región más desigual del planeta en cuestiones de pobreza. 

Aunque sus nuevas formas de manifestación no tienen que ver con las carencias materiales. Son vinculadas a la participación social, política, económica y cultural de una comunidad.

En la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), el doctor en Ciencias Políticas Martín Maldonado, analiza este fenómeno social. 
Instituto de Investigación y Formación en Administración Pública
Maldonado es  investigador asistente del Conicet en el Instituto de Investigación y Formación en Administración Pública (IIFAP) de la UNC, y uno de los 20 científicos seleccionados y becados, entre más de 500 postulantes de todo el mundo, para participar en el seminario internacional “Urbanismo Sustentable III”, del Programa de Jóvenes Investigadores del Consejo Mundial para las Ciencias Sociales. El encuentro se realizará en la ciudad de Durban, Sudáfrica, del 9 al 13 de septiembre de este año. 

Mundialmente existe consenso en los efectos negativos de la posmodernidad y la globalización sobre la pobreza en América latina.


El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) comenzó a hablar de pobrezas, en plural, a mediados de la década del noventa. Se basan en la descripción de un mismo fenómeno. El surgimiento de novedosas problemáticas transversales asociadas, la creciente dificultad para construir explicaciones de causa-efecto y una multiplicación exponencial de la heterogeneidad y la complejidad de la pobreza en la región. 

Maldonado hace años dedica su investigación a las teorías sobre la pobreza y al diseño e implementación de políticas sociales. 

Para él, resulta fundamental analizar en detalle el fenómeno de la pobreza, a partir de la premisa de que existen muchos tipos de ella. “Si continuamos pensando en un concepto único y no reparamos en su heterogeneidad, estamos fallando de entrada; por ende, fracasarán todos los diagnósticos y políticas a aplicar”, asegura el especialista. 

Maldonado considera que la pobreza es cada vez menos “no tener” y cada vez más “no poder hacer”. Esto se traduce en que “las nuevas formas de pobreza se vinculan cada vez menos a las carencias materiales (alimentos, vestimenta, vivienda) y cada vez más a carencias simbólicas, de membresías, de participación en la vida social, política, económica y cultural de la comunidad donde uno vive”, explica. 


“En Argentina, en los años previos a la década del noventa, la cuestión era relativamente sencilla: había pobres, clase media y ricos. Los mecanismos de ascenso social estaban claros (estudio, trabajo y mantenerse alejados de vicios y problemas) y los de descenso social, también”, considera Maldonado al momento de buscar algunas explicaciones a este fenómeno. 

Enmarcados en la sociedad de consumo feroz que predomina en la actualidad, la brecha de desigualdad se hace más notable. “El Estado, las organizaciones sociales y hasta la publicidad nos cuentan todos los derechos que tenemos y cómo debemos exigirlos. El mercado nos ofrece miles de opciones y asocian la felicidad y el placer con la obtención de bienes materiales y sociales”, añade el especialista. 

Las nuevas formas de pobreza pueden definirse como “la distancia entre lo que me prometen y lo que efectivamente puedo conseguir”. Esto da paso a la exhibición cada vez más elocuente de sentimientos como bronca, frustración y resignación. “Éstos están reemplazando a los tres sentimientos que antes dominaban al estado de pobreza: hambre, frío y miedo. Ahora, la sensación de frustración es el nuevo rostro de la pobreza”, afirma Maldonado. 

Hay muchas pobrezas y desde las ciencias sociales se intentó catalogarlas, pero esas clasificaciones, “encorsetan y enmarcan” el objeto de estudio, indica Maldonado. 

“En Argentina coexisten al menos ocho protoformas distintas de pobreza, cada una de ellas con diferentes causas, manifestaciones y que afectan a variados grupos de población en lugares distintos”, señala Maldonado

Agrega que se habla de “protoformas” porque “no se trata de categorías acabadamente definidas ni delimitadas, sino más bien de componentes sociales que se articulan unos a otros para formar disímiles realidades”. De acuerdo al investigador, es mejor hablar de “realidades de exclusión” o “realidades de marginación” aunque la clasificación en sí misma es estigmatizante. 

Según el investigador, las ocho formas de pobreza o “realidades de marginación” que en la actualidad predominan en Argentina son: 


Pobreza estructural urbana | La más visible y conocida. Son los pobres que habitan en villas miseria o barrios urbano-marginales de las grandes ciudades. Tienen acceso a la mayoría de los servicios públicos, aunque sean de pésima calidad. Sufren discriminación y fragmentación social. 


Pobreza rural | Con características completamente distintas a la urbana. Altamente invisibilizada, no tienen acceso a servicios. Dependen mucho de la propiedad de la tierra y sufren las políticas extractivas. 



Pueblos originarios | Realidades muy particulares conforme a sus culturas que han sido históricamente avasalladas. Aunque hubo avances en la normativa en los últimos años, la mayoría aún no tienen la propiedad legal de sus tierras y sufre el avance de las fronteras agropecuaria y minera. 

Nuevos pobres o pobres por ingresos | Son las víctimas del ajuste neoliberal de la década del noventa. Mantienen bienes, educación y pautas culturales de clase media pero sus ingresos monetarios no les permiten sostener económicamente esa membresía de clase media. Son quienes debieron practicar el ajuste en sus vidas cotidianas. 



Grupos y colectivos marginados o excluidos | Grupos de personas estigmatizadas y segregadas por alguna característica física, cultural, religiosa, de nacionalidad, entre otras (colectivos LGTB, gitanos, personas con capacidades diferentes, extranjeros, etcétera). En muchos casos, esa exclusión provoca carencias materiales y sociales severas. 


Migrantes y trabajadores golondrinas | Se caracterizan por su alta movilidad. Se trasladan alrededor de la región siguiendo ciclos laborales (zafra, vendimia, recolección de manzanas). En las urbes trabajan en comercios y servicios. Hay pocos planes sociales pensados para poblaciones móviles. 



Pobres invisibles | Son la inmensa mayoría. Representan aproximadamente entre el 20 y el 55 por ciento de la pirámide social. Tienen trabajo, casa, auto o moto, educación y todos los servicios. Trabajan más de 8 horas diarias pero igual no llegan a fin de mes. Ven como se reduce de a poco su participación en los espacios de la comunidad, por falta de tiempo fundamentalmente. Son pobres en participación social. No tienen voz, no tienen representación gremial, no cortan la ruta, ni protestan. De hecho no tienen nada que los aglutine como grupo. 


Pobreza del estallido | Es un concepto construido desde los medios de comunicación. Relaciona pobreza con delincuencia e inseguridad. Estigmatiza a los varones jóvenes como delincuentes y a las mujeres como beneficiarias pasivas de planes sociales y, además, construye miedo y rechazo en el resto de la población. 

“Las mediciones de pobreza en Argentina no acompañaron esta evolución en la complejidad del fenómeno que intentan medir. Las principales mediciones oficiales y algunas no oficiales son obsoletas en sus diseños, sus metodologías, y perdieron credibilidad desde que comenzaron a ser manipuladas políticamente (tanto por el oficialismo como por la oposición). Cada cual usa la medición que políticamente le conviene y fuerza artilugios metodológicos y estadísticos para distorsionarla”, opina el especialista. 

UNC- Uniciencia- septiembre 2015