jueves, 27 de octubre de 2016

TECNOLOGIA ANCESTRAL

EN LA TIERRA DE PATORUZÚ 

Imaginar la vida en los últimos  diez mil años en la provincia de Santa Cruz es un ejercicio fantástico. 

Analizar el desarrollo tecnológico, la forma e intensidad del uso del espacio por parte de las poblaciones de cazadores-recolectores que habitaron la zona, una tarea encomiable. 

Investigadores de la Unidad Académica Río Gallegos (UARG), del Instituto de Ciencias del Ambiente, Sustentabilidad y Recursos Naturales,  de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, (UNPA), iniciaron un relevamiento interdisciplinario en la cuenca del Lago Viedma. 

Los arqueólogos y geólogos buscan obtener información sobre un período que comprende desde los momentos iniciales del poblamiento hasta la ocupación Tehuelche (Aonikenk). 

Lago Viedma
El proyecto “Arqueología de la cuenca del Lago Viedma”, dirigido por el doctor Juan Baustista Belardi, marca la continuidad de trabajos realizados en los lagos Tar y San Martín. 

Se espera que aporten datos significativos para evaluar las formas de uso del espacio y la interacción de las primeras poblaciones humanas de la provincia, a partir de la circulación de rocas de procedencia conocida, la distribución de motivos rupestres grabados y los diseños de artefactos. 

Carballo, Súnico y Beraldi
En una investigación anterior el grupo –codirigido por la doctora Flavia Carballo e integrado por los doctores Alejandro Súnico y Gustavo Barrientos y la licenciada Patricia Campan– inició trabajos en el sector noreste del lago Viedma. 

En esta oportunidad, extenderá los relevamientos hacia el oeste, el este y la margen sur de esta cuenca lacustre. Buscarán información sobre un período que comprende desde los momentos iniciales del poblamiento hasta la ocupación histórica Tehuelche (Aonikenk) de los últimos 500 años. 

Centrarán en el análisis de la tecnología lítica (herramientas de piedra), los motivos rupestres, las arqueofaunas y las cronologías en la estepa, la meseta, las pampas intermedias y la costa del lago.  

De esta forma, junto al conocimiento generado anteriormente sobre las cuencas de los lagos Tar, San Martín y Argentino, podrán ajustar el paisaje arqueológico, evaluar cambios y continuidades a escala suprarregional. 

Con estos datos podrán discutir patrones acerca de la forma e intensidad del uso del espacio a lo largo del período histórico  de los últimos diez mil años (que incluye el actual), llamado Holoceno. 

Juan Baustista Belardi, director del proyecto, explicó que el objetivo es “conocer acerca de la tecnología de las poblaciones humanas que habitaron esa zona de la provincia, cómo manejaban los recursos faunísticos y el espacio, cómo circulaban, cómo se conectaban con otros segmentos poblacionales y encontrar respuesta a muchas preguntas que varían en escala y permiten relacionar distintas líneas de trabajo”

“Queremos saber cuándo se inició el poblamiento, cómo continuó en el tiempo, si fue persistente o discontinuo, qué características tuvieron las distintas ocupaciones, qué hacían, quiénes eran, que características tenían, por qué estaban ahí y no en otro lado y cómo se relacionaban con la gente de otros lugares”, manifestó Belardi. 

Además precisó que “en términos biológicos eran personas como nosotros, sapiens sapiens y fueron bastante exitosos, porque el gran problema que tuvieron fue el contacto con los europeos, que prácticamente los extinguió”. 

El análisis de la tecnología lítica y los motivos rupestres “brinda mucha información acerca de la circulación de ideas y técnicas” y en la zona “hay muchísimos materiales y objetos que dan la idea de permanencia, de algunas concentraciones de uno, dos o más grupos de cazadores recolectores dando vueltas en el lugar”, aseguró el doctor en Geología de la UARG. 

“Parte de este trabajo consiste en compartir las tareas de investigación con otras disciplinas, como por ejemplo la Geología o con otros arqueólogos que se dedican a abordar otros aspectos del proyecto de investigación”, comentó la doctora Flavia Carballo. 

“En el rango temporal que manejamos, de unos diez mil años, había diferencias climáticas significativas, pero básicamente el lago tenía la misma forma y la zona estaba habitada por cazadores recolectores con alta movilidad que cazaban básicamente guanaco, algunas veces choique, y manufacturaban artefactos que hoy los encontramos vinculados a fogones o en el medio del campo, a simple vista”, explica Carballo, fruto de este trabajo interdisciplinario, y la experiencia acumulada en largos años de investigación en distintas cuencas lacustres de la provincia. 

“Se destaca la tecnología que llegaron a desarrollar en materia de elementos para la caza. Primero eran armas arrojadizas, después ya propulsadas por arco y flecha, en un período más tardío; hay elementos de molienda, diferentes materias primas para la confección de artefactos, herramientas con diferentes filos”, graficó Belardi, en base a los rastros que dejaron esas poblaciones. 

Según el investigador de la UARG se trata de “una evidencia riquísima, porque es la tecnología desde una perspectiva espacial y temporal que nos permite saber no sólo qué hacían y cómo lo hacían, sino también dónde, para qué lo hacían de esta manera y no de otra”, elementos que al ser comparados “dan una información preciosa acerca de las adaptaciones humanas en un ambiente de altas latitudes, como es el lugar donde vivimos nosotros”. 

La información da cuenta de la interacción entre las poblaciones que habitaban las diferentes cuencas lacustres de la provincia. 

Carballo indicó que es posible apreciar la vinculación “a través de la circulación de determinados tipos de artefactos arqueológicos que están hechos con rocas como la obsidiana, que encontramos a 400 kilómetros o los grabados rupestres, que tienen semejanzas”. 

Siendo un territorio en el que predomina la erosión, el grupo de investigación encontró gran cantidad de material arqueológico en superficie y otras evidencias, como grabados rupestres, en cuevas y aleros de la zona. 

El director del proyecto consideró que se trata de “material muy vulnerable, porque está al alcance de cualquiera” y sostuvo que “hay que hacer esfuerzos todavía más importantes por su protección. Parte de la protección de este registro arqueológico empieza por su conocimiento”. 

El proyecto de investigación contempla desde los momentos iniciales del poblamiento hasta la ocupación histórica Tehuelche identificada en la reserva de Cerro Índice, ubicado en la margen este del lago Viedma. 

Tehuelches
“Los arqueólogos hablamos en general de poblaciones humanas, en este caso cazadores recolectores, y el término ‘Tehuelche’ se circunscribe a los últimos 500 años aproximadamente, que son las poblaciones que encuentran los españoles cuando vienen a esta zona”, expresó Carballo. 

Además explicó la investigadora que si bien “eran descendientes de las ocupaciones previas”, se diferencian en los cambios tecnológicos propios del contacto y en que “hay información escrita de cronistas y viajeros que convivieron con ellos”. 
Raspadores de vidrio y gres cerámico

Los estudios dan cuenta de “sitios que tienen una tecnología muy característica, con artefactos que se venían fabricando, como los raspadores, con rocas y esa materia prima es reemplazada por el vidrio, que es de origen europeo o por el gres cerámico”, aclaran los científicos.

La investigación “es muy importante porque brinda elementos no ya para conocer acerca de la arqueología de Patagonia, sino para conocer acerca de la diversidad humana, de la diversidad de adaptaciones de cazadores recolectores en ambientes de altas latitudes", concluye Belardi. 


UARG-UNPA- Octubre de 2016

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