Imaginar la vida en los últimos diez mil años en la provincia de Santa Cruz es
un ejercicio fantástico.
Analizar el desarrollo tecnológico, la forma e
intensidad del uso del espacio por parte de las poblaciones de
cazadores-recolectores que habitaron la zona, una tarea encomiable.
Investigadores de la Unidad
Académica Río Gallegos (UARG), del Instituto de Ciencias del Ambiente,
Sustentabilidad y Recursos Naturales, de
la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, (UNPA), iniciaron un
relevamiento interdisciplinario en la cuenca del Lago Viedma.
Los arqueólogos y
geólogos buscan obtener información sobre un período que comprende desde los
momentos iniciales del poblamiento hasta la ocupación Tehuelche (Aonikenk).
Lago Viedma |
El proyecto “Arqueología de la cuenca del Lago Viedma”, dirigido por el doctor Juan Baustista Belardi, marca la continuidad de
trabajos realizados en los lagos Tar y San Martín.
Se espera que aporten datos
significativos para evaluar las formas de uso del espacio y la interacción de
las primeras poblaciones humanas de la provincia, a partir de la circulación de
rocas de procedencia conocida, la distribución de motivos rupestres grabados y los diseños de
artefactos.
Carballo, Súnico y Beraldi |
En una investigación anterior el grupo –codirigido por la doctora
Flavia Carballo e integrado por los doctores Alejandro Súnico y Gustavo
Barrientos y la licenciada Patricia Campan– inició trabajos en el sector
noreste del lago Viedma.
En esta oportunidad, extenderá los relevamientos hacia
el oeste, el este y la margen sur de esta cuenca lacustre. Buscarán información
sobre un período que comprende desde los momentos iniciales del poblamiento hasta la ocupación
histórica Tehuelche (Aonikenk) de los últimos 500 años.
Centrarán en el
análisis de la tecnología lítica (herramientas de piedra), los motivos rupestres, las
arqueofaunas y las cronologías en la estepa, la meseta, las pampas intermedias
y la costa del lago.
De esta forma, junto al conocimiento generado anteriormente sobre las
cuencas de los lagos Tar, San Martín y Argentino, podrán ajustar el paisaje
arqueológico, evaluar cambios y continuidades a escala suprarregional.
Con
estos datos podrán discutir patrones acerca de la forma e intensidad del uso
del espacio a lo largo del período histórico
de los últimos diez mil años (que incluye el actual), llamado Holoceno.
Juan
Baustista Belardi, director del proyecto, explicó que el objetivo es “conocer acerca de la tecnología de las
poblaciones humanas que habitaron esa zona de la provincia, cómo manejaban los
recursos faunísticos y el espacio, cómo circulaban, cómo se conectaban con
otros segmentos poblacionales y encontrar respuesta a muchas preguntas que
varían en escala y permiten relacionar distintas líneas de trabajo”.
“Queremos saber cuándo se inició el
poblamiento, cómo continuó en el tiempo, si fue persistente o discontinuo, qué
características tuvieron las distintas ocupaciones, qué hacían, quiénes eran,
que características tenían, por qué estaban ahí y no en otro lado y cómo se
relacionaban con la gente de otros lugares”, manifestó Belardi.
Además precisó que “en términos biológicos eran personas como
nosotros, sapiens sapiens y fueron bastante exitosos, porque el gran problema
que tuvieron fue el contacto con los europeos, que prácticamente los
extinguió”.
El análisis de la tecnología lítica y los motivos rupestres “brinda mucha información acerca de la
circulación de ideas y técnicas” y en la zona “hay muchísimos materiales y objetos que dan la idea de permanencia, de
algunas concentraciones de uno, dos o más grupos de cazadores recolectores dando vueltas en el lugar”, aseguró el doctor en
Geología de la UARG.
“Parte de este trabajo consiste en compartir las tareas de
investigación con otras disciplinas, como por ejemplo la Geología o con otros
arqueólogos que se dedican a abordar otros aspectos del proyecto de
investigación”, comentó la doctora Flavia Carballo.
“En el rango temporal que manejamos, de unos diez mil años, había
diferencias climáticas significativas, pero básicamente el lago tenía la misma
forma y la zona estaba habitada por cazadores recolectores con alta movilidad
que cazaban básicamente guanaco, algunas veces choique, y manufacturaban artefactos
que hoy los encontramos vinculados a fogones o en el medio del campo, a simple
vista”, explica
Carballo, fruto de este trabajo interdisciplinario, y la experiencia acumulada
en largos años de investigación en distintas cuencas lacustres de la provincia.
“Se destaca la tecnología que llegaron a
desarrollar en materia de elementos para la caza. Primero eran armas
arrojadizas, después ya propulsadas por arco y flecha, en un período más
tardío; hay elementos de molienda, diferentes materias primas para la
confección de artefactos, herramientas con diferentes filos”, graficó
Belardi, en base a los rastros que dejaron esas poblaciones.
Según el
investigador de la UARG se trata de “una
evidencia riquísima, porque es la tecnología desde una perspectiva espacial y
temporal que nos permite saber no sólo qué hacían y cómo lo hacían, sino
también dónde, para qué lo hacían de esta manera y no de otra”, elementos
que al ser comparados “dan una
información preciosa acerca de las adaptaciones humanas en un ambiente de altas
latitudes, como es el lugar donde vivimos nosotros”.
La información da
cuenta de la interacción entre las poblaciones que habitaban las diferentes
cuencas lacustres de la provincia.
Carballo indicó que es posible apreciar la
vinculación “a través de la circulación
de determinados tipos de artefactos arqueológicos que están hechos con rocas
como la obsidiana, que encontramos a 400 kilómetros o los grabados rupestres,
que tienen semejanzas”.
Siendo un territorio en el que predomina la
erosión, el grupo de investigación encontró gran cantidad de material
arqueológico en superficie y otras evidencias, como grabados rupestres, en
cuevas y aleros de la zona.
El director del proyecto consideró que se trata de “material muy vulnerable, porque está al
alcance de cualquiera” y sostuvo que “hay
que hacer esfuerzos todavía más importantes por su protección. Parte de la
protección de este registro arqueológico empieza por su conocimiento”.
El
proyecto de investigación contempla desde los momentos iniciales del
poblamiento hasta la ocupación histórica Tehuelche identificada en la reserva
de Cerro Índice, ubicado en la margen este del lago Viedma.
Tehuelches |
“Los arqueólogos hablamos en general de
poblaciones humanas, en este caso cazadores recolectores, y el término
‘Tehuelche’ se circunscribe a los últimos 500 años aproximadamente, que son las
poblaciones que encuentran los españoles cuando vienen a esta zona”, expresó Carballo.
Además
explicó la investigadora que si bien “eran
descendientes de las ocupaciones previas”, se diferencian en los cambios
tecnológicos propios del contacto y en que “hay
información escrita de cronistas y viajeros que convivieron con ellos”.
Los
estudios dan cuenta de “sitios que tienen
una tecnología muy característica, con artefactos que se venían fabricando,
como los raspadores, con rocas y esa materia prima es reemplazada por el
vidrio, que es de origen europeo o por el gres cerámico”, aclaran los
científicos.
La investigación “es muy importante porque brinda elementos no ya para conocer acerca de la arqueología de Patagonia, sino para conocer acerca de la diversidad humana, de la diversidad de adaptaciones de cazadores recolectores en ambientes de altas latitudes", concluye Belardi.
La investigación “es muy importante porque brinda elementos no ya para conocer acerca de la arqueología de Patagonia, sino para conocer acerca de la diversidad humana, de la diversidad de adaptaciones de cazadores recolectores en ambientes de altas latitudes", concluye Belardi.
UARG-UNPA- Octubre de 2016
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