Los organismos bentónicos, (del griego: bénthos, fondo marino), viven en las profundidades de extensas masas de agua. Están en contacto con el sedimento. Son considerados como bioindicadores de contaminación del preciado elemento.
La vida subacuática es muy rica en diversidad. Un cambio drástico en las poblaciones y aún en los individuos nos dan una idea de cómo se encuentra ese lecho y en consecuencia como influye en lo terrestre.
Investigadores de la Universidad Nacional de Santiago del Estero (UNSE) analizan el fondo del Río Dulce. Buscan sentar las bases para el desarrollo de herramientas biológicas de interés en el monitoreo integral de los sistemas fluviales en la provincia.
Las comunidades de macroinvertebrados, formadas por animales invertebrados tales como insectos, moluscos y anélidos, son considerados como los mejores bioindicadores de contaminación acuática.
La licenciada en Ecología, Marta Leiva, es docente e investigadora de la Facultad de Ciencias Forestales (FCF) de la UNSE. Lleva adelante su proyecto "Macroinvertebrados Bentónicos como Indicadores de Integridad Ecológica del Sistema Fluvial Río Dulce".
“Los invertebrados bentónicos son organismos que viven en el fondo de esas masas de agua, es decir, que están en contacto directo con el sedimento en cualquier cuerpo de agua, río, lago, lagunas e inclusive, en fondos marinos. Demostraron ser buenos indicadores de las condiciones ambientales. Estas condiciones ambientales van desde lo que es contaminación del agua como así también variables físicas o morfológicas”, explica la investigadora.
Rivera del Rio Dulce |
“De alguna forma vamos a ver reflejadas las condiciones de estos organismos. En cómo ocupan el espacio, cómo aprovechan los recursos del hábitat, qué alimentos tienen, qué características químicas pueden afectarlos”, agrega Leiva.
“El propósito de la investigación es aplicar esa información en lo que conocemos como biomonitoreo de los cuerpos de agua. Sería, básicamente, leer las condiciones ambientales del cuerpo de agua a través de la presencia o ausencia de organismos que encontremos y también analizar sus variables ambientales”, comenta la ecologista.
El Rio Dulce es una masa de agua muy extensa y se deben considerar diferentes aspectos. “El trabajo de campo consiste en tomar muestras de agua del lecho y del sedimento en determinados períodos del año, en función de las épocas de crecida y de aquellas cuyo caudal es más estable”, agrega la científica.
Se realizan análisis químicos como la determinación de la acidez, de la conductividad y de la temperatura del agua.
“Algunas mediciones se hacen in situ, como la profundidad del agua, la velocidad de la corriente del río, que sirven para conocer parámetros generales de calidad de agua y que en cualquier estudio de agua se hace. Y luego del sedimento se separaran todos los organismos que encuentro en ese volumen de muestra”, instruye la especialista.
Luego sigue la separación de la muestra. “El paso posterior es separar manualmente, con la ayuda de una lupa. Respecto del tamaño, los que yo busco, son aquellos que van desde las 250 micras, o sea, de un cuarto de milímetro, invertebrados siempre. Una vez que están separados de sedimentos, los coloco en recipientes para luego identificarlos con el microscopio y con claves de identificación de diferentes especies, que se tienen a partir de investigaciones hechas en otras zonas, que se tomarían como base, ya que no tenemos antecedentes de esta investigación en la Provincia”, explica la investigadora.
El trabajo es interdisciplinario, ya que la parte de medición de parámetros químicos del agua se hace en colaboración con el Laboratorio de Química de la FCF. Lo que se refiere al tamaño de partículas en el sedimento, o sea la hidrometría, se mide en el Laboratorio de Suelos de la FCF. Si bien se hacen las mediciones por cuenta propia, se usan recursos con ayuda de conocimientos y metodologías a otras áreas.
La parte biológica cuenta con el apoyo del Instituto Nacional de Limnología (INALI, CONICET-UNL) de la provincia de Santa Fe. Fue el primer instituto del CONICET en Argentina (1962) y refieren gran experiencia en el área.
“Con este proyecto espera contribuir al conocimiento de la diversidad y funcionamiento ecológico del río Dulce; así como determinar los patrones de distribución de los ensambles bentónicos en relación a las presiones antrópicas sobre el sistema. A partir de este conocimiento, se pretende sentar bases para el desarrollo de herramientas biológicas que resulten de interés en el monitoreo integral de los sistemas fluviales de la Provincia”, completa la académica.
Leiva es Licenciada en Ecología, egresada de la Facultad de Ciencias Forestales (FCF) de la Universidad Nacional de Santiago del Estero (UNSE), actualmente es becaria del CONICET a través del Programa de Becas Cofinanciadas.
UNSE – FCF- Abril de 2017
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